Save the Children afirma que la inseguridad en la región "está robando a la infancia su educación y su futuro"
MADRID, 8 Sep. (EUROPA PRESS) -
El repunte de la violencia en la región del Sahel ha provocado el cierre de cerca de 7.800 escuelas de educación primaria, un 20 por ciento más que en 2022, según ha alertado este viernes la organización no gubernamental Save the Children, que ha indicado que a mediados de año unos 1,4 millones de niños estaban sin escolarizar.
Las cifras contrastan con las de 6.400 escuelas cerradas y 1,2 millones de menores afectados en 2022 en Burkina Faso, Malí y Níger, sacudidos desde hace varios años de un repunte de los ataques por parte de grupos yihadistas, lo que ha provocado una crisis de desplazamiento y un aumento de las tensiones intercomunitarias.
Este aumento de la inseguridad se ha introducido en que muchos niños y profesores tengan miedo a la hora de acudir a la escuela, mientras que también se han registrado casos de ataques directos contra escuelas por parte de grupos armados y el hecho de que muchos niños desplazados no puedan acceder a los colegios.
Así, Save the Children ha pedido, coincidiendo con el Día Internacional para la Protección de las Escuelas contra los Ataques, que gobiernos y otras partes interesadas adopten medidas para proteger la educación de los niños en el Sahel a través de un apoyo a la aplicación de la Declaración sobre Escuelas Seguras.
"La violencia armada en el Sahel está robando a la infancia su educación y su futuro. Los ataques a las escuelas deben cesar de inmediato. Los niños y los profesores deben poder asistir a la escuela sin temor a sufrir violencia", ha dicho la directora regional de Incidencia Política y Campañas de Save the Children, Vishna Shah.
"La educación de los niños no puede suspenderse. Los gobiernos y las partes interesadas del Sahel deben hacer todo lo posible para proteger su derecho a la educación, e implementar la Declaración sobre Escuelas Seguras y sus directrices", ha indicado.
De esta forma, la ONG ha indicado que, país por país, Burkina Faso es el más afectado por esta situación, con 5.318 escuelas cerradas, por las 1.545 en Malí y las 958 en Níger.
Mohamed, de trece años, relata que tuvo que huir de su casa a causa de la inseguridad y agrega que ahora no tiene documentos que demuestre que fue a la escuela en otro lugar. "Dejamos todo allí cuando huimos", relata el niño, que huyó junto a su familia de su hogar debido a la inestabilidad y que ahora vive en Pissila, en Burkina Faso.
"Honestamente, cuando me acuesto por la noche, ni siquiera puedo conciliar el sueño. Cuando pienso que no podré hacer lo que solía hacer, realmente me duele el corazón. Creo que esta situación compromete mi vida, porque la escuela iba a mejorar mi vida, pero ahora no podemos ir más", afirma.
Por su parte, Musa, de doce años y residente en la región nigerina de Tillabéri, afirma que fue víctima de un ataque cuando estaba en la escuela. "Tiraron algo, cuando explotó todos entraron en pánico. La gente estaba en el monte, otros, en casa pero nosotros estábamos en la escuela", manifiesta.
"Algunos regresaron arrastrándose a las aulas, otros corrieron en todas direcciones, otros se escondieron en las aulas. Me arrastré a casa. Descubrí que la gente se había encerrado y los niños pequeños lloraban", añade.
La violencia en África occidental y central dejó en 2022 a unos 57 millones de niños fuera de la escuela, lo que representa casi una cuarta parte del total de niños sin escolarizar a nivel mundial, tal y como ha recordado Save the Children.