Los australianos estaban llamados a las urnas con China, la gestión de la COVID-19 y la inflación como telón de fondo
MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Las autoridades de Australia han comenzado a cerrar algunos colegios electorales a partir de las 18.00 horas (hora local), con lo que el recuento de los comicios parlamentarios ya ha dado comienzo en algunos los estados más orientales de la nación.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, presenciará el recuento de votos desde la residencia oficial secundaria, Kirribilli House, ubicada en la ciudad de Sídney, en compañía de su esposa, Jenny, sus dos hijas y algunos amigos, según detalla 'The Sydney Morning Herald'.
Los ciudadanos australianos han comenzado a votar este sábado para elegir al primer ministro en unas elecciones nacionales en las que el Partido Laborista de Australia, liderado por Anthony Albanese, se pronostica en las encuestas como favorito frente al primer ministro Morrison, quien preside la Coalición Liberal-Nacional.
Tras seis semanas de campaña, y pese a que los laboristas, con Albanese a la cabeza, lideran las encuestas desde junio de 2021, la sorpresiva victoria del primer ministro conservador, Scott Morrison, en 2019 ha hecho que el principal partido de centroizquierda se tome con cautela este posible triunfo.
Morrison, no obstante, espera convertirse en el primer ministro que gana dos elecciones seguidas, un hito que no se repite desde que el expresidente John Howard lo hiciera en 2004. De esta manera, ha hecho un llamamiento a los ciudadanos para que reconsideren su voto debido al crecimiento del país y el desempleo en el marco, además, de una pandemia que ha dañado enormemente a la economía australiana.
El actual Gobierno que dirige Morrison decidió reabrir el pasado 21 de febrero sus fronteras internacionales después de casi dos años cerradas, una medida que ha sido bienvenida en el sector turístico tras una política severa, elogiada en distintos sectores políticos en Australia y vilipendiada en otros, para frenar la COVID-19.
El actual primer ministro, de 53 años, asumió el cargo en 2018 tras ser elegido líder del Partido Liberal de Australia y, posteriormente, salir vencedor contra todo pronóstico en las elecciones de 2019.
Albanese, por su parte, ha señalado tras abrirse las urnas que quiere una economía que "trabaje para la gente y no al revés", destacando la brecha del 2,7 por ciento entre la inflación y los salarios anunciada esta semana, que es la más grande registrada.
El candidato ha precisado que su objetivo sigue siendo ganar al menos 76 escaños en la Cámara de Representantes australiana. Para formar gobierno, cualquiera de los partidos deberá obtener al menos 151 escaños.
Otra de las grandes claves de estas elecciones es China, con quien Canberra han mantenido un pulso constante, especialmente tras la firma del acuerdo de seguridad entre Islas Salomón y Pekín. Morrison llegó a asegurar que la construcción de una base militar por parte de las autoridades chinas en la isla era "una línea roja".
Pese a ser un socio estratégico y económico de China, a Canberra le preocupa la expansión del gigante asiático en la zona del Pacífico, aunque la oposición ha acusado al Gobierno de una falla sustancial en la seguridad nacional tras la crisis con Honiara.
De hecho, el ministro de Defensa, Peter Dutton, declaró que "el Partido Comunista Chino y el Gobierno chino" había elegido a Albanese como "su candidato" en las próximas elecciones, según recogió la cadena australiana ABC.
Según las encuestas, el 53 por ciento de los ciudadanos australianos se decantaría por los laboristas, la principal fuerza de la oposición, según los resultados publicados por el diario 'The Australian', que muestra que más de la mitad cree que es hora de un cambio de gobierno.
No obstante, la dinámica cambia cuando se trata de popularidad, ya que el 45 por ciento de los encuestados piensa que el primer ministro, Scott Morrison, es mejor jefe de Gobierno que Albanese, que cuenta solo con el 39 por ciento de los apoyos.