Las autoridades afganas prevén más ataques contra la minoría hazara en el país

Manifestación de hazaras en Kabul
OMAR SOBHANI / REUTERS
Actualizado: martes, 26 julio 2016 13:53


KABUL, 26 Jul. (Reuters/EP) -

Las autoridades afganas han anunciado que prevén más ataques contra la minoría hazara después del atentado suicida que tuvo lugar el sábado en Kabul, donde murieron 80 personas en represalia por el apoyo ofrecido por la minoría chií al régimen del presidente sirio, Bashar al Assad.

Sin embargo, calcular el grado de amenaza presentada por el grupo terrorista Estado Islámico en el país resulta complicado, según fuentes oficiales, que consideran la posibilidad de que los milicianos lleven a cabo más atentados en los próximos días.

Omar Jorasani, importante miembro de Estado Islámico, ha indicado que el ataque a los manifestantes de la minoría hazara que protestaban el sábado contra el Gobierno ha tenido lugar en respuesta al apoyo ofrecido al presidente sirio.

Muchos miembros de la minoría hazara han acudido a Siria atravesando Irán para luchar a favor del Gobierno de Al Assad. "A menos que dejen de ir a Siria y decidan no continuar siendo esclavos de Irán, nosotros seguiremos llevando a cabo ataques similares al del sábado", ha señalado Jorasani. "Podemos y volveremos a atacarles de nuevo", ha añadido.

El Gobierno, por su parte, ha informado de que la lucha contra los milicianos ya se había iniciado antes de que se produjera el último atentado, el más cruento desde que la insurgencia talibán puso en marcha una serie de ofensivas en 2001. Según fuentes oficiales, el Ejército ha acabado en los últimos dos meses con la vida de cientos de insurgentes durante los asaltos a los bastiones del grupo terrorista en la provincia de Nangarhar, en el este del país.

Durante el último enfrentamiento, al menos 122 milicianos murieron en 24 horas, según han explicado este martes fuentes de las Fuerzas Armadas.

Por otra parte, el atentado de Kabul ha complicado la guerra contra la insurgencia talibán, la cual es respaldada por fuerzas occidentales. La situación, según fuentes oficiales, ha provocado un aumento de la violencia sectaria.

Las autoridades afganas están evaluando la verdadera amenaza que supone el grupo terrorista, que ha estado este año bajo la presión de los bombardeos llevados a cabo por la coalición liderada por Estados Unidos en la región. "Contratar a unas cuantas personas para que se introduzcan en una manifestación con un cinturón de explosivos no es algo sofisticado", ha señalado el portavoz del Ejército estadounidense Charles Cleveland.

CONTINÚAN LAS OPERACIONES CONTRA ESTADO ISLÁMICO

La coalición liderada por la OTAN estima que el número de milicianos del Estado Islámico se encuentra entre los 1.000 y 3.000 y que muchos de ellos son exmiembros de grupos como el movimiento Tehrik-e-Taliban Pakistán (TTP), el Movimiento Islámico de Uzbekistán o los propios talibán de Afganistán.

En el lado paquistaní de la frontera, muchos milicianos del Estado Islámico que operan en Afganistán son de la tribu orakzai, que ha sufrido las ofensivas llevadas a cabo por el Ejército de Pakistán, según han comunicado las fuerzas de seguridad del país.

Según el Ministerio del Interior de Afganistán, unos 654 milicianos han muerto en la provincia de Nangargar en los últimos dos meses, algo que no ha frenado al grupo terrorista a la hora de llevar a cabo atentados en otras zonas del país.

"Ese tipo de atentados son nuestra principal preocupación. Son efectivos porque no es difícil lograr un gran número de víctimas", ha manifestado Cleveland. El Gobierno y los miembros de la coalición han insistido, sin embargo, en que las ofensivas contra los milicianos
han persistido con fuerza. El Ejército afgano, por su parte, ha lanzado su mayor ofensiva en Nangarhar desde que inició la celebración del Ramadán.

La minoría hazara ha sufrido durante muchos años la violencia y discriminación en Afganistán y ha acusado al Gobierno de no tener voluntad política para cambiar su situación. Sus críticas han supuesto otro gran reto para la estabilidad del gobierno de unidad del presiente Ashraf Ghani.

Las fuerzas especiales de seguridad afganas han acabado con la vida de Sahad Emarati, un comandante del Estado Islámico, y han destruido varios campos de entrenamiento en el distrito de Kot, según ha informado Attahulá Jogyani, el portavoz del gobernador de Nangarhar. "Creemos que el Estado Islámico está bajo presión. Cuando su terreno se reduce, llevan a cabo más operaciones y ataques", ha destacado Cleveland.