DACA/RANGÚN, 31 Oct. (Reuters/EP) -
Representantes del Gobierno de Birmania han visitado los campos de refugiados rohingya en Bangladesh para tratar de iniciar el proceso de repatriación de estas personas, que en principio comenzará a mediados de noviembre a pesar de las dudas expresadas por la ONU.
Más de 700.000 personas cruzaron la frontera para escapar de la ola de violencia y represión que estalló en el estado birmana de Rajine a finales de agosto de 2017. Los gobiernos de los dos países vecinos han pactado esta semana el inicio del proceso de retorno.
Un portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Andrej Mahecic, ha afirmado este miércoles que la agencia ha completado ya su segunda fase de evaluación en Rajine, pero ha advertido de que el acceso sigue siendo "limitado" y la situación, a día de hoy, "no es favorable al retorno" de refugiados.
"El miedo y la desconfianza" prevalecen entre una población que sufrió en propias carnes la violencia en tres de las localidades de Rajine donde las restricciones de movimiento han limitado también la capacidad de sus habitantes para subsistir, ha apuntado Mahecic.
Más de una decena de funcionarios birmanos se han reunido con unos 60 líderes rohingya en el campo de Kutupalong, el mayor asentamiento de refugiados del mundo, según han explicado dos de los presentes. Birmania estaría listo para aceptar a los refugiados a partir de enero, para lo cual ha construido nuevos enclaves cerca de la frontera.
El líder de la delegación birmana, el secretario permanente del Ministerio de Exteriores, Myint Thu, ha explicado que se han verificado unos 5.000 nombre de refugiados y que el proceso de repatriación comenzará a mediados de noviembre con una primera batería de 2.000 personas.
"Estamos aquí para vernos con la gente de los campos para explicarles que estamos preparados para su retorno y que les escuchamos", ha declarado ante los periodistas en el distrito bangladeshí de Cox Bazar.
RETICENCIAS
"Nos han dicho que no tenemos que quedarnos (en el campo) más tiempo, pero cuándo nos han preguntado cuántos días serían no supieron decirnos", ha afirmado un líder local, Mohib Ullah, que ha reiterado la reivindicación de los rohingyas para ser reconocidos como grupo étnico.
Birmania no considera como tal a esta minoría, apátrida e históricamente marginada. Un folleto entregado este miércoles en los campamentos de refugiados anima a los rohingya a aceptar nuevas tarjetas de identidad, en la que figuran como extranjeros, como "primer paso" para lograr la ansiada ciudadanía.
"Cuando preguntamos por nuestra ciudadanía, no hubo respuesta", ha lamentado otro rohingya presente en el encuentro, Abdur Rahim. "Nos dijeron que aceptásemos las (tarjetas) NVC, (pero) no vamos a aceptarlas. No somos bengalíes", ha sentenciado.
Los líderes rohingyas también han aprovechado para entregar una carta dirigida a la principal dirigente política de Birmania, Aung San Suu Kyi, con una serie de reivindicaciones, entre ellas "compensación y reparaciones" por la violencia sufrida. Investigadores de la ONU concluyeron en un reciente informe que hubo una "intención genocida" por parte de las Fuerzas Armadas birmanas.