MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades de República Checa han informado de que no prolongarán la investigación de la muerte de un romaní tras descartar que se trate de un caso de discriminación, algo de lo que las organizaciones civiles han acusado a las fuerzas de seguridad después de difundirse un vídeo en el que se ve cómo los agentes presionan con la rodilla el cuello del hombre durante varios minutos.
La investigación que ha desarrollado hasta el momento la Inspección General de Fuerzas de Seguridad (GIBS) ha concluido que no se produjo delito en la intervención policial, mientras que el primer ministro checo, Andrej Babis, y el ministro del Interior, Jan Hamacek, han mostrado su apoyo a los agentes y a la institución policial.
El hombre, identificado como Stanislav Tomas, que falleció el sábado en una ambulancia después de una operación policial, "estaba poniéndose en peligro a él mismo y a los demás", ha detallado este jueves el subdirector de la Policía regional, Zbynek Dvorak, que también ha precisado que "se resistió y reaccionó agresivamente" a los intentos de los agentes de reducirlo, informa 'Mlada Fronta Dnes'.
Además, Dvorak ha hecho referencia al informe de la autopsia preliminar, que indica que su muerte no habría sido producida por una presión en el pecho producto de una fuerza externa, sino a una condición previa cardiovascular y la influencia de las drogas.
El caso ha llevado al Consejo de Europa a pedir una investigación independiente sobre la muerte del hombre de la minoría étnica romaní en Teplice, en el norte de la región de Bohemia, mientras que las asociaciones romaníes han asegurado que el caso es similar al de George Floyd, el afroamericano que murió el año pasado en Estados Unidos después de que un policía se ejerciera presión sobre su cuello con la rodilla durante más de ocho minutos.
También la defensora del pueblo adjunta, Monika Simunkova, ha anunciado que iniciará una investigación.
Desde su muerte se han registrado varias manifestaciones para denunciar la discriminación y exclusión de los romaníes, una minoría de la que se calcula viven entre 250.000 y 300.000 personas en República Checa, y para denunciar lo que consideran una actuación desproporcionada por parte de las fuerzas de seguridad.