BEIRUT/CILVEGOZU (TURQUÍA), 16 (Reuters/EP)
La ayuda humanitaria destinada a la ciudad siria de Alepo sigue atascada en la frontera turca cinco días después de que se declarara un frágil alto el fuego, con las facciones rivales discutiendo sobre cómo repartir los suministros y violencia esporádica.
La posibilidad de repartir la ayuda supone una prueba crítica para el alto el fuego, que ha sido impulsado por Estados Unidos y Rusia con el fin de reavivar las conversaciones de paz que podrían poner fin al conflicto sirio.
La entrega de ayuda humanitaria a Alepo depende del control de la carretera del Castillo, por la que ambos bandos han estado combatiendo desde que la ciudad quedó dividida entre el Ejército y los rebeldes que buscan derrocar al actual presidente, Bashar al Assad.
Rusia y el Ejército sirio aseguraron el jueves que habían comenzado a retirarse de la carretera pero los grupos insurgentes lo negaron y rechazaron abandonar sus posiciones. "Esta mañana no ha pasado nada en la carretera del Castillo. No hay nada nuevo en Alepo", ha comentado un miliciano del grupo Fastaquim, Zakaria Malahifji.
El Kremlin ha asegurado que está usando su influencia para intentar asegurarse de que el Ejército sirio implementa al cien por cien el alto el fuego y ha trasladado a las autoridades estadounidenses el deseo de que hagan lo mismo con los grupos rebeldes.
"En general, todavía podemos ver que el proceso está avanzando, a pesar de algunos imprevistos", ha declarado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
FRUSTRACIÓN EN LA ONU
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha asegurado que cientos de personas de las aldeas chiíes de Nubul y Al Zahra --controladas por el Gobierno-- han organizado marchas dirigidas a bloquear la carretera del Castillo y la llegada de camiones con ayuda humanitaria.
Según el Observatorio, los manifestantes querían evitar que la ayuda entrara en las zonas rebeldes hasta que hubiera garantías de que también llegaría a las ciudades de Kefraya y Al Foua, de mayoría chií y sitiadas por los rebeldes desde abril de 2015.
Naciones Unidas ha comunicado que pidió al Gobierno sirio permiso para llegar a todas las zonas sitiadas y en los últimos días ha mostrado su frustración por la negativa del Gobierno a que esto suceda.
"Para iniciar el traslado de los convoyes necesitamos las cartas de permiso, que aún no han llegado", ha asegurado la portavoz de la Oficina de Asuntos Humanos de la ONU, Jens Laerke. "Es muy frustrante y urgimos a las autoridades y a cualquiera con influencia sobre esas autoridades a que presionen para que estas cartas se materialicen lo antes posible", ha añadido.
Actualmente hay dos convoyes esperando en tierra de nadie en la frontera turca con harina para más de 150.000 personas y raciones de comida para un mes para 35.000 personas. Hay alrededor de 300.000 personas viviendo en la zona rebelde de Alepo y un millón en la zona controlada por el Gobierno.
VIOLACIONES DE LA TREGUA
Tanto el Gobierno como los rebeldes se han acusado mutuamente de violar el alto el fuego, a pesar de que el Departamento de Estado estadounidense aseguró este jueves que en gran parte se estaba cumpliendo y que tanto Washington como Moscú pretendían seguir adelante.
Ambos países han estado apoyando a bandos enfrentados en el conflicto en el que han muerto cientos de miles de personas, ha obligado a 11 millones de personas a huir de sus hogares y ha provocado la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Desde su inicio el lunes y a pesar de un decrecimiento de la violencia, este jueves se registraron las primeras muertes de civiles y este viernes tres personas han muerto y 13 han resultado heridas tras un bombardeo en la provincia de Idleb, controlada por los rebeldes, quienes también han bombardeado las ciudades de Al Foua y Kefraya.
Un edificio que pertenecía a los conocidos como 'cascos blancos' también ha sido bombardeado por la noche, según ha confirmado la organización. También se han registrado bombardeos en Damasco.
Estados Unidos y Rusia consultarán a puerta cerrada a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU este viernes, donde abordarán el acuerdo al que han llegado ambos países.
Por su parte, Al Assad mantiene la misma actitud de siempre. El mismo día en el que se proclamó la tregua, el mandatario comunicó sus deseos de retomar el control sobre todo el país, que actualmente consiste en un montón de territorios controlados por el Gobierno, los rebeldes, los kurdos o el Estado Ilsámico.