MSF cuenta con el único centro de atención postoperatoria de la provincia, donde ofrece rehabilitación y apoyo psicosocial
MADRID, 15 May. (EUROPA PRESS) -
Miles de personas siguen abandonando Mosul en medio del asalto de las fuerzas iraquíes para expulsar de la segunda ciudad de Irak al grupo terrorista Estado Islámico. Muchos de quienes huyen lo hacen heridos y enfermos y necesitan la atención de organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF), que cuenta con seis instalaciones médicas en torno a la ciudad.
"La mayoría de los hospitales en Mosul han resultado dañados o destruidos", explica a Europa Press el jefe de la misión de MSF en Irak, Marc van der Mullen. "En el oeste de Mosul, los servicios médicos están seriamente perturbados y los enfrentamientos en curso están provocando muchas heridas y muertes", ha subrayado.
En el caso del este de Mosul, liberado ya por las fuerzas iraquíes, "las instalaciones médicas lentamente están recuperándose pero hay brechas en los servicios médicos como atención postoperatoria, atención para madres e hijos y atención hospitalaria así que MSF está trabajando para abordarlo", ha precisado.
La ofensiva sobre el oeste de Mosul, donde se encuentra la Ciudad Vieja, arrancó en febrero y desde entonces, según los datos de la ONU, más de 400.000 civiles se han visto desplazados, mientras que se estima que unas 360.000 personas permanecen atrapadas en el interior.
ALICE MARTINS/MSF
El hospital de urgencias traumatológicas de que dispone MSF en Hamman al Alil, al sur de Mosul, se ha convertido en un centro de referencia y desde que se creó hace algo más de un mes ha atendido ya a casi 2.000 personas, el 55 por ciento de ellas mujeres y niños. Del total, el 82 por ciento han sido heridos de guerra, lo que demuestra la virulencia de los combates que se están produciendo en Mosul.
Entre quienes han llegado hasta él está Mahmud, de 11 años, que ha perdido su nariz por el estallido de un proyectil de mortero. "Nuestro barrio se supone que era seguro tras haber sido liberado de Estado Islámico", cuenta su madre, Umm Saqr. "Hacía un mes y nosotros confiábamos en retomar nuestras vidas", añade.
"No sé de donde llegó este mortero, la línea de frente está lejos, pero lo escrito, escrito está", afirma resignada al referirse al proyectil que, además de herir a su hijo, también hirió a su marido, que no sabe si está vivo o muerto.
ALICE MARTINS/MSF
"Mi hijo está triste, dice que ha perdido la nariz y yo le digo: 'está bien, no hay nada que hacer'", cuenta esta madre de 37 años, que tiene a sus otros tres hijos en campos de desplazados. "Quizá habría sido mejor que nos hubiéramos quedado en los campamentos", se lamenta, en lugar de haberse quedado en Mosul.
Ridwan Jalal Mohamed trabaja en este hospital. Su trabajo como cirujano aquí le parece mucho más cómodo y mejor que el que realizaba en Mosul. "Lo más duro es ser testigo de familiares que pierden a sus seres queridos", comenta, recordando el caso un día antes de un padre que perdió a su hija.
Diego Ibarra Sánchez / MEMO
"ARCHIVO DEL DOLOR"
"Es muy duro para un padre perder a su hijo. Este hospital es un archivo del dolor", afirma, subrayando que la mejor parte de su trabajo es "recibir a un paciente, tratarle y luego verle marcharse junto a su familia feliz de estar vivo".
Los equipos de MSF en la zona también han comenzado a ver niños con desnutrición aguda debido a la falta de alimentos dentro de Mosul. Para hacer frente a esta situación, la ONG ha creado un centro de alimentación terapéutica intensiva de doce camas en el hospital de Qayyarah. En Hamman al Alil, también está gestionando un programa de nutrición ambulatoria que remite los casos más graves al hospital.
Pero ante la magnitud del número de heridos en la operación, a MSF le preocupa especialmente la atención postoperatoria a largo plazo para estas personas. Por ello, está ofreciendo apoyo para la rehabilitación y psicosocial en el hospital de Hamdamiya, al sureste de Mosul, junto con la ONG Handicap International.
Diego Ibarra Sánchez / MEMO
ATENCIÓN POSTOPERATORIA
La instalación cuenta con 40 camas y es la única que ofrece este tipo de atención postoperatoria en toda la provincia de Nínive, donde se encuentra Mosul. Desde el 15 de marzo, han pasado por ella cien pacientes, alrededor del 45 por ciento de ellos mujeres y niños.
"La recuperación de una persona no acaba con su operación quirúrgica. A menudo necesitan muchos meses de terapia, tanto física como psicológica para permitirles reconstruir sus destrozadas vidas", destaca la coordinadora médica de MSF, Chiara Burzio, en declaracionesa Europa Press.
"Nuestros pacientes llevarán las cicatrices de la batalla de Mosul durante el resto de sus vidas pero nuestro equipo les está ayudando a ajustarse a su nueva realidad y esperemos que a devolverles a sus familias lo más saludables posibles", resalta la responsable de MSF.
Diego Ibarra Sánchez / MEMO
Entre quienes se están recuperando están Ahmed Alí, su mujer y su hija, quienes resultaron heridos en su huida del oeste de Mosul. Según cuenta, la proximidad de las fuerzas iraquíes les llevó a dar el paso de tratar de escapar junto a otros familiares y vecinos.
"Estábamos a 50 metros de los soldados iraquíes cuando pasamos junto a una casa que estaba casi destruida y una mina explotó bajo mis pie", recuerda. "Yo llevaba a mi hija Dima, que también resultó herida" pero "de repente, un terrorista suicida salió de la casa y se inmoló junto a la familia de mi hermano", añade.
"Mi hermano, su mujer embarazada, su hijo y su hija murieron en el acto. Mi hija y mi hijo también murieron. Mi vecino, su padre y dos hijos murieron", enumera Ahmed, que lleva dos semanas en Hamdaniya, donde asegura que su hija se está recuperando bien.