Paneles solares en el campo de refugiados de Azraq (Jordania)
IKEA FOUNDATION/VINGALAND AB
 
Actualizado: miércoles, 17 mayo 2017 13:47

La inauguración de una planta solar transformará las vidas de los refugiados que viven en esta zona desértica

AZRAQ (JORDANIA), 17 May. (Por Charlie Dunmore, ACNUR) -

Miles de familias sirias alumbrarán sus hogares, cargarán sus teléfonos móviles y enfriarán su comida con energía solar esta noche, ya que el campo de refugiados de Azraq, en Jordania, se ha convertido en el primero en el mundo que se abastece de energías renovables.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha cambiado este miércoles a una planta solar fotovoltaica. Esta ofrecerá energía limpia gratuita a unos 20.000 refugiados sirios que viven en alojamientos que habían estado conectados a la red eléctrica desde enero. Está previsto que la red eléctrica se amplíe a los 36.000 refugiados que actualmente residen en el campo para principios del próximo año.

La construcción de la planta ha costado 8,75 millones de euros, financiados por completo por la campaña 'Vidas más Brillantes para los Refugiados' de la Fundación IKEA. Gracias a ella, habrá un ahorro inmediato en energía de 1,5 millones de dólares al año, que ACNUR podrá reinvertir en otra asistencia más necesaria, así como un ahorro en emisiones de CO2 anuales de 2.370 toneladas.

                                                                                                                 

 ACNUR/Vingaland AB

La electrificación transformará las vidas de los refugiados sirios que viven en el duro entorno del campo, situado en el desierto del norte de Jordania. En los dos últimos años y medio, los residentes de Azraq dependían de linternas solares portátiles para alumbrar sus casas, y no tenían medios fiables para mantener su comida o refrescar sus refugios en el calor extremo del desierto. La introducción de la electricidad a principios de este año mejoró sus vidas cotidianas.

Fátima, una madre soltera de 52 años de la zona rural de Damasco, vive en el campo desde 2015 junto con sus dos hijos adultos y describe los beneficios prácticos y psicológicos que la electricidad ha traído al campo y a sus residentes.

"ES MUY DIFÍCIL VIVIR SIN ELECTRICIDAD"

"En Siria estábamos acostumbrados a un estilo particular de vida y entonces nos vimos desconectados de ello cuando nos convertimos en refugiados", explica. "Para alguien que está acostumbrado a tener electricidad, no se puede imaginar lo difícil que es vivir sin ella", subraya.

Fátima y sus dos hijos ya han invertido en un frigorífico de segunda mano, una lavadora y ventiladores eléctricos, que comparten entre sus tres habitaciones.

"Antes de esto, cuando cocinábamos una comida teníamos que tirar las sobras porque no había ninguna manera segura de almacenarla", explica Fatima. "Cuando teníamos mucho calor, teníamos que echar agua en nuestras ropas para mantenernos frescos. Ahora podemos escuchar música o tener un vaso de agua fría, y la vida diaria ya no termina cuando se pone el sol", destaca.

OPORTUNIDAD DE EMPLEO Y FORMACIÓN

La construcción de la planta solar también ha ofrecido un bienvenido ingreso y formación para más de 50 refugiados en el campo, que han sido empleados bajo la supervisión de la empresa solar jordana Mustakbal para ayudar a construir la planta.

Mohammad, de 20 años, es del suburbio de Ghuta, en Damasco, y llegó al campo en mayo de 2014, un mes después de que abriera. Se vio obligado a dejar de estudiar sin ningún título con 14 años, tras el estallido del conflicto en Siria, que está ahora en su séptimo año.

Dado que había recibido cierta formación en trabajo con metal en el campo, Mohammad fue uno de los elegidos para construir las estructuras que sostienen los paneles solares, así como la instalación de los circuitos eléctricos de la planta. Como resultado de ello, ha ganado nuevas capacidades que ya le han ayudado a encontrar trabajo ocasional fuera del campo.

"No fui capaz de terminar mi educación por la guerra y luego el exilio, pero esto me ha dado una capacitación práctica que espero usar en el futuro", destaca Mohammad. "Si regresamos a Siria, la infraestructura está toda destruida, pero esta es una tecnología que podriamos usar para reconstruir", subraya.

La planta solar de Azraq está conectada a la red nacional eléctrica de Jordania, lo que significa que cualquier electricidad generada que no se use puede alimentar la red sin ningún coste, apoyando las necesidades energéticas de la comunidad de acogida.

UNA VIDA MÁS DIGNA PARA LOS REFUGIADOS

"Hoy marca un hito", ha destacado la alta comisionada adjunta de ACNUR, Kelly T. Clements, que ha visitado este miércoles Azraq. "Alumbra el campo no es solo un logro simbólico; ofrece un entorno más seguro a todos los residentes, abre las oportunidades de ganarse la vida, y da a los niños la opción de estudiar después del atardecer. Por encima de todo, permite a todos los residentes del campo llevar una vida más digna", ha resaltado.

El campamento de Azraq abrió sus puertas en abril de 2014 y está situado en una zona desértica en el norte de Jordania, con calurosos veranos y duros inviernos. La falta de electricidad ha sido uno de los principales retos para sus residentes, ya que ha dificultado las actividades diarias, como cocinar, lavar la ropa, estudiar o caminar de manera segura hasta el baño por la noche, especialmente para las mujeres y los niños.

"La construcción de la planta solar en un ejemplo destacable de cooperación entre un gobierno anfitrión, una organización privada y ACNUR", ha señalado por su parte el representante de ACNUR en Jordania, Stefano Severe.

"A través del generoso apoyo de la Fundación IKEA y con la colaboración del Gobierno de Jordania, no solo podemos abordar las necesidades de electricidad inmediatas de los refugiados que viven en Azraq, sino que también podemos apoyar las necesidades energéticas a largo plazo de los refugiados y de las comunidades jordanas de acogida", ha añadido.

El director ejecutivo de la Fundación IKEA, Per Heggenes, ha destacado que "los primeros paneles solares en funcionamiento en un campamento de refugiados significan un cambio en el paradigma del sector humanitario ayudando a las poblaciones desplazadas".

La campaña 'Vidas más Brillantes para los Refugiados' de IKEA recaudó 30,8 millones de euros para proyectos de ACNUR. Por cada bombilla LED vendida durante el periodo de campaña, la Fundación IKEA donó un euro a ACNUR para proporcionar energía renovable y educación a los refugiados.

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