NUEVA YORK, 19 Abr. (Reuters/EP) -
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ha propuesto el envío de entre 20 y 3.000 policías a Burundi para hacer frente al incremento de la violencia en el país, advirtiendo de que el Gobierno ha dicho que sólo aceptará el número mínimo de expertos desarmados.
En su informe, al que ha tenido acceso este lunes la agencia británica de noticias Reuters, Ban presenta tres opciones posibles para el despliegue de policías en el país, tal y como había reclamado este mismo mes el Consejo de Seguridad de la ONU.
"La situación de seguridad en Burundi sigue siendo alarmantemente precaria", dijo entonces Ban ante el organismo, que pidió opciones para "una contribución policial que aumente la capacidad de la ONU de supervisar la situación de seguridad y promover el respeto de los Derechos Humanos".
Las opciones presentadas por Ban son: enviar entre 20 y 50 agentes para asesorar a la Policía de Burundi, enviar 229 agentes para una presencia de supervisión, o un despliegue de 3.000 agentes para protección y supervisión.
Así, ha argumentado que el despliegue "ayudará a crear un ambiente que favorezca el diálogo político evitando un mayor deterioro de la situación de seguridad y reduciendo el número de violaciones de los Derechos Humanos".
De cara al despliegue, el Consejo de Seguridad de la ONU debería adoptar una segunda resolución que lo autorice, al tiempo que sería necesaria la cooperación de las autoridades para garantizar que el mismo tiene lugar.
El país africano está envuelto en una crisis política desde que el presidente, Pierre Nkurunziza, decidiera presentarse a un controvertido tercer mandato, algo que la oposición criticó como inconstitucional. Desde entonces, han muerto al menos 400 personas y unas 220.000 han huido a países vecinos.
La oposición aseguró que su reelección violaba los términos del acuerdo de paz que se firmó en 2005 tras doce años de guerra civil. Este acuerdo de paz incluía reformas en el Ejército, que fue absorbido por los rebeldes, de mayoría hutu, y que había sido dirigido por la minoría tutsi.
Nkurunziza ha acusado en numerosas ocasiones a Ruanda y a otros países de Occidente de entrometerse en sus asuntos internos, si bien el presidente ruandés, Paul Kagame, ha rechazado dichas acusaciones.
Los países occidentales temen que Burundi podría vivir de forma interna un conflicto entre etnias, desestabilizando la región que fue testigo del genocidio de Ruanda en 1994. Al igual que Ruanda, Burundi posee una mayoría étnica hutu y una minoría tutsi.