MADRID, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Grupo del Banco Mundial, David Malpass, ha anunciado este miércoles que ha suspendido los desembolsos de todas sus operaciones en Sudán y ha dejado de tramitar cualquier nueva operación debido al golpe de Estado perpetrado el pasado lunes.
Malpass ha precisado que la ayuda en el país se paralizó desde la misma jornada de la toma del poder por parte de los militares, liderados por el presidente del Consejo Soberano de Sudán, Abdelfatá al Burhan.
"Estoy muy preocupado por los recientes acontecimientos en Sudán, y temo el dramático impacto que esto puede tener en la recuperación social y económica, y en el desarrollo del país", ha expresado el presidente del Banco Mundial, quien visitó la capital sudanesa, Jartum, recientemente para reunirse con las autoridades.
De hecho, Malpass mantuvo encuentros con el primer ministro, Abdalá Hamdok, y el propio Al Burhan para "hablar de la transformación económica y social del país". "Escuché un claro compromiso de todas las partes para trabajar juntos hacia un futuro más próspero para el pueblo sudanés tras 30 años de gobierno autoritario y desvinculación de la comunidad internacional", ha recordado.
En este sentido, ha destacado que el Banco Mundial ha sido un "estrecho" colaborador de Sudán, trabajando junto a otros socios para establecer el Programa de Apoyo a la Familia de Sudán y apoyar el despliegue de la vacunación contra la COVID-19 en el país. Como ha añadido, Sudán se había embarcado en un "ambicioso" paquete de reformas económicas que allanó el camino para que el país se "liberase de los atrasos y pudiese optar al alivio de la deuda en el marco de la iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME)".
"Esperamos que se restablezca la paz y la integridad del proceso de transición para que Sudán pueda reiniciar su camino de desarrollo económico y pueda ocupar el lugar que le corresponde en la comunidad financiera internacional", ha concluido el presidente del Banco Mundial.
El golpe de Estado liderado por Al Burhan el lunes supuso la detención del primer ministro de Sudán, si bien regresó a su domicilio en la noche del martes. Otros funcionarios se encuentran aún retenidos por los golpistas, mientras manifestantes han salido a las calles y los militares reprimen las protestas violentamente.
Este golpe sigue a otro intento que se llevó a cabo a mediados de septiembre, según apuntaron las autoridades de transición, a cargo de un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas supuestamente vinculados con Al Bashir.
Las autoridades de transición fueron instauradas tras un acuerdo entre la junta militar anterior, surgida tras el golpe de Estado de 2019, y diversas organizaciones civiles y formaciones políticas opositoras. Este Gobierno inició una batería de reformas sociales y económicas y alcanzó un acuerdo de paz con importantes grupos rebeldes de Darfur y otras zonas del país.
Sin embargo, la intentona de septiembre derivó en un intercambio de críticas y acusaciones entre los elementos civiles y militares que ha ahondado la crisis política, incluidas peticiones por parte de Al Burhan para disolver el Gobierno, lo que provocó, días antes del golpe, manifestaciones enfrentadas a favor de las autoridades de transición y el Ejército.