DACA, 20 Feb. (Reuters/EP) -
El ministro de Exteriores bangladeshí, A.H. Mahmud Ali, ha hecho un llamamiento este lunes a la comunidad internacional para que aborde el trato que está recibiendo la minoría musulmana rohingya por parte de las autoridades birmanas en el estado de Rajine, desde donde miles de personas han tenido que huir a Bangladesh a causa de la violencia.
Este lunes ha tenido lugar en la capital bangladeshí un encuentro entre las autoridades bangladeshíes y Yanghee Lee, la relatora de la ONU sobre Derechos Humanos en Birmania, que se encuentra en el país de visita oficial. El ministro de Exteriores bangladeshí ha abogado en la reunión por encontrar una solución pacífica al conflicto.
Ali también ha asegurado el Gobierno de Bangladesh está intentando gestionar la crisis de manera conjunta con las autoridades birmanas, mediante la creación de oficinas fronterizas comunes y conversaciones sobre cooperación en materia de seguridad.
Lee se encuentra de visita en el distrito de Cox's Bazar, una de las regiones más afectadas por el conflicto. La enorme cantidad de rohingya que continúan llegando cada día a la frontera con Bangladesh está teniendo un impacto negativo en la población local, que teme por su seguridad, según ha contado Ali.
El pasado mes de octubre, el Ejército birmano puso en marcha una operación militar en Rajine, motivada por un ataque contra un puesto fronterizo en la región que causó la muerte de nueve agentes.
Desde entonces, más de 69.000 rohingya han huido a Bangladesh. La oleada de inmigrantes ha provocado tensiones entre ambos países, ya que las dos naciones consideran que la responsabilidad es de su vecino.
La nueva oleada de refugiados se ha unido a los más de 200.000 rohingya que ya residían en Bangladesh en campos para refugiados a lo largo de la frontera, lo que está mermando los recursos económicos de uno de los países más pobres de Asia.
Alrededor de 1,1 millones de rohingya viven en el norte de Birmania, en condiciones muy similares al Apartheid que sufrieron los negros en Sudáfrica. La inmensa mayoría de los birmanos son budistas y de la etnia burma, por lo que consideran que los rohingya, que profesan la fe musulmana, son inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh, a pesar de que son un colectivo originario de Rajine.
Por otro lado, las autoridades de Bangladesh aseguran que los rohingya son ciudadanos birmanos, por lo que deben regresar al estado de Rajine.
CONSECUENCIAS DE LA CAMPAÑA MILITAR
Hace dos semanas, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Raad al Husein, acusó sin paliativos al Ejército de Birmania de cometer "espantosas atrocidades" contra la población rohingya, desde violaciones en masa hasta la ejecución de bebés, alegando que la campaña militar podría tratarse sencillamente de un "crimen contra la Humanidad".
De acuerdo con trabajadores humanitarios de la ONU trabajando en Bangladesh, el número real de muertos a causa de la campaña militar podría ser de más de un millar de personas.
Bangladesh quiere fondos para poner en marcha su controvertido plan de reasentamiento de refugiados, que pretende trasladar a los rohingya que han llegado a Bangladesh a una isla aislada y sin infraestructuras en el mar de Bengala llamada Thengar Char, que en época de lluvias se inunda casi por completo.
Suu Kyi ha sido muy criticada por sus aliados occidentales por su silencio ante las acusaciones contra el Ejército, lo que ha estropeado su imagen a nivel internacional tras años luchando pacíficamente desde la oposición contra la junta militar que gobernaba Birmania. De acuerdo con los expertos, si Suu Kyi alza la voz y se posiciona en contra del Ejército, la transición democrática de Birmania podría verse amenazada.