MADRID, 16 Sep. (EDIZIONES) -
Rahaf ha vuelto a nacer. Este bebé de tan sólo seis días ha conseguido entrar en Hungría después de que el país, por orden de su primer ministro, Viktor Orbán, cerrara las fronteras a los refugiados.
Esta fotografía, compartida por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), da un hilo de esperanza para aquellas personas que, tras un largo camino, llegan al país europeo huyendo de la guerra para comenzar una nueva vida.
Sin embargo, el caso de Rahaf es uno entre un millón ya que desde ayer martes Hungría detiene a todas las personas que crucen su frontera de forma ilegal.
De hecho, un tribunal húngaro ha declarado culpable a un iraquí este miércoles de cruzar de forma ilegal la valla que recorre la frontera húngara con Serbia y ha ordenado su expulsión, siendo esta la primera sentencia bajo la nueva legislación. El hombre, identificado como Swadi Talib, no podrá entrar en Hungría durante un año.
"Este es un mensaje para otros, para potenciales culpables, de que no deberían cometer este delito", afirmó el juez Krisztian Kemenes ante el tribunal.