MADRID, 10 Feb. (EUROPA PRESS) -
El expresidente de Túnez Zine el Abidine ben Alí ha anunciado este martes que defenderá sus "intereses morales y financieros" a través de los tribunales, cinco años después de huir del país durante el levantamiento popular en su contra.
El abogado de Ben Alí, Munir ben Salha, ha recalcado que su defendido "no tiene ningún bien en el extranjero" y ha desafiado a los que le acusan de que "presenten pruebas", según ha informado el diario local 'Business News'.
El 14 de enero se cumplieron cinco años de la huida de Túnez de Ben Alí, quien fuera presidente del país durante 23 años en los que encabezó uno de los regímenes más represivos del mundo árabe moderno.
El exmandatario reside en la localidad saudí de Yedda, después de que el monarca Abdulá le concediera asilo después de que Francia rechazara su entrada en el país, a condición de que se mantuviera alejado de la política.
El expresidente vive en Arabia Saudí alejado de los focos --han sido muy escasas sus apariciones o las noticias acerca de su persona-- junto a su mujer, Leila ben Alí, y sus tres hijos, aparentemente a salvo de la petición de extradición formulada por Túnez a la Interpol.
En el país árabe que una vez gobernó ha sido objeto de varios juicios, y, en el más sonado de todos, que finalizó en junio de 2012, fue condenado a cadena perpetua por complicidad en el asesinato de manifestantes durante el levantamiento contra su régimen, que se saldó con la muerte de al menos 338 personas a causa de la represión de las autoridades.
Además, tanto él como su mujer han sido condenados 'in absentia' a 35 años de cárcel y el pago de 91 millones de dinares tunecinos (unos 45,5 millones de euros) por malversación de fondos públicos; a 15 años por posesión de armas, estupefacientes y objetos históricos; y a seis años por corrupción y fraudes inmobiliarios.
Los casos de corrupción en los que estaba visiblemente implicada la familia Ben Alí y las figuras más cercanas al régimen fueron uno de los detonantes de las manifestaciones, con una población harta de los excesos de las autoridades y de la falta de derechos y beneficios sociales de los que disfrutaban la mayoría de los tunecinos.
En este sentido, el Banco Mundial --que previamente había aplaudido las políticas económicas de Túnez-- afirmó en un informe publicado en marzo de 2014 que el régimen de Ben Alí controló el sistema político, económico y judicial del país con el objetivo de enriquecerse.