Aung San Suu Kyi en el Parlamento birmano
SOE ZEYA TUN / REUTERS
Actualizado: sábado, 1 abril 2017 8:37


RANGÚN, 1 Abr. (Reuters/EP) -

Los birmanos acuden este sábado a las urnas en unas elecciones donde elegirán a los ocupantes de los 19 escaños vacantes en los Parlamentos locales y regionales, y que servirán como instrumento para medir el impacto de la llegada al poder de la Liga para la Nueva Democracia, el partido de la premio Nobel de la Paz e histórica activista, Aung San Suu Kyi, ahora bajo presión tanto por la lentitud de las reformas y su incapacidad para atajar la represion de su propias fuerzas de seguridad contra la minoría rohingya.

Esta semana, la propia líder birmana ha reconocido que el ritmo de las reformas y del desarrollo del país es menor de lo esperado, y asumió la frustración de la opinión pública, antes de reiterar que su prioridad número uno es la de poner fin a los conflictos étnicos en el país, origen del estado de guerra casi perpetuo que se vive en Birmania.

Aunque estas elecciones no afectarán en lo más mínimo a la amplia mayoría de la que disfruta su partido en las cámaras del país, los comicios amenazan con convertirse en la primera declaración abierta de descontento en un país donde, por ejemplo, hay poblaciones que ni siquiera entienden el idioma oficial, como el estado de Shan, donde además operan varios grupos rebeldes que se han negado a participar en el proceso de paz generalizado que ha declarado la activista birmana.

En estos comicios están en juego los escaños de ex diputados que han pasado a formar parte del Gobierno birmano así como unos pocos más que habían quedado excluidos en comicios previos al pertenecer a estados en conflicto.

EL LÍDER DE LOS ROHINGYA PROMETE GUERRA AL GOBIERNO BIRMANO

Los comicios se celebran en un momento en el que la comunidad internacional experimenta una sensación de decepción ante lo que percibe como indiferencia del Gobierno birmano a la crisis que atraviesa la minoría musulmana de los rohingya, que según los informes que baraja Naciones Unidas, podría estar siendo objeto de una persecución y de un intento de exterminio.

Ata Ulá, el líder de uno de los principales grupos insurgentes de esta minoría que luchan contra las fuerzas de seguridad de Birmania en el noroeste del país, ha asegurado este viernes que su organización continuará luchando contra el Ejército birmano "incluso si mueren un millón de personas", a no ser que la líder birmana actúe para proteger a la minoría musulmana.

En octubre de 2016, una serie de ataques contra un puesto de control en la frontera entre Birmania y Bangladesh causaron la muerte de nueve policías. Pocas días después, el Ejército birmano puso en marcha una operación militar a gran escala que ha provocado el desplazamiento de más de 75.000 rohingya.

En su primera entrevista con un medio de comunicación extranjero, Ata Ulá, identificado por los expertos como el líder de la insurgencia, ha negado por completo tener vínculos con el yihadismo y ha asegurado que su actividad se centra en la protección de los derechos de los rohingya, que según él son perseguidos y acosados por la mayoría budista de Birmania.

"Si no conseguimos nuestros derechos, si hace falta que mueran un millón, o un millón y medio, o que todos los rohingya mueran, moriremos", ha dicho. "Tomaremos nuestros derechos. Lucharemos contra el cruel Gobierno militar", ha añadido.

Un informe de Naciones Unidas publicado el pasado mes apuntó que las fuerzas de seguridad birmanas están cometiendo asesinados en masa y violaciones en grupo contra miembros de la comunidad rohingya, unas acciones que pueden llegar a implicar crímenes contra la Humanidad.

El Ejército ha negado todas las acusaciones y ha asegurado en todo momento que está llevando a cabo una operación militar completamente legítima.

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