Maracaná Rio de Janeiro
SERGIO MORAES / REUTERS
Actualizado: miércoles, 25 noviembre 2015 13:29


SAO PAULO, 25 Nov. (Reuters/EP) -

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha acordado suspender la exigencia de visado a los extranjeros durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, según ha publicado este miércoles el diario oficial, pese a un aumento en los temores de seguridad tras los atentados en París de hace dos semanas.

El Gobierno espera que la decisión estimule el turismo y ayude a impulsar a la alicaída economía de Brasil, que los economistas prevén que permanezca en recesión en 2016 por segundo año consecutivo.

Los extranjeros que lleguen a Brasil entre junio y el 18 de septiembre podrán permanecer en el país por hasta 90 días sin necesidad de visado, según una ley que ya aprobó el Congreso, promulgada y publicada en el diario oficial brasileño ahora.

Diplomáticos en Brasilia afirman que los gobiernos occidentales temen por la seguridad de sus atletas y turistas en los Juegos ya que creen que las autoridades locales son complacientes y se toman demasiado en serio la histórica posición de Brasil como una nación que no tiene enemigos.

El grupo terrorista Estado Islámico ha aumentado sus ataques internacionales en los últimos meses y se atribuyó los atentados en París del 13 de noviembre, en los que murieron 130 personas.

El ministro jefe de la Secretaría del Gobierno brasileño, Ricardo Berzoini, dijo el lunes que Brasil quería la ayuda de los países con historia de lucha contra el terrorismo y que el director de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) afirmó que no había señales de la presencia de Estado Islámico o de otro grupo yihadista en el país.

La medida no solo beneficiará a aquellos que vayan a asistir al evento deportivo, sino que los que no tengan entradas para asistir a los Juegos tampoco requerirán visado.

El evento deportivo se celebrará entre el 5 y el 21 de agosto y los Juegos Paralímpicos se realizarán entre el 7 y el 18 de septiembre. Brasil recibió elogios por realizar un Mundial de fútbol casi libre de incidentes en 2014, cuando sólo los visitantes que tenían entradas para los partidos pudieron entrar sin visados.

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