El partido del exprimer ministro Borissov parte como favorito para liderar un Parlamento muy fragmentado y a la sombra de la abstención
MADRID, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
La hastiada población búlgara vuelve este domingo a las urnas por cuarta vez en año y medio tras la moción de censura que acabó en junio con la frágil coalición del primer ministro Kiril Petkov en unas elecciones parlamentarias que reflejarán, según las encuestas, la fragmentación política del país.
Entre siete y ocho partidos podrían acabar con representación política tras las elecciones de este domingo con el partido de los Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria, del exprimer ministro Boiko Borissov, a la cabeza aproximadamente con un 25 por ciento de los votos merced a la familiaridad que despierta en los votantes en tiempos de crisis, seguido del partido de Petkov, Continuamos el Cambio, con aproximadamente un 20 por ciento de las papeletas.
El tercer lugar quedará entre el turco-musulmán Movimiento por los Derechos y las Libertades, los socialistas y el partido de extrema derecha y prorruso Revival, de acuerdo con los sondeos que pronostican, para sorpresa de casi ningún experto, una abstención récord, en torno al 50 por ciento. Queda la incógnita de ver lo que sucede con los partidos del cantante búlgaro Slavi Trifonov (Existe tal pueblo - ITN) y el ex primer ministro interino Stefan Yanev (el movimiento prorruso Bulgarian Rise).
Revival, de Kostadin Kostadinov, será el gran beneficiado por el impacto electoral de la guerra en Ucrania. Kostadinov, que ha llamado a la "neutralidad total" en el conflicto, se ha granjeado en las últimas semanas las simpatías de los votantes y podría acabar duplicando el resultado de los últimos comicios, en los que alcanzó un 5 por ciento de los votos. Esta vez, podría alcanzar los dobles dígitos.
Si acaso, estas elecciones podrían consolidar a los movimientos populistas en el Parlamento, donde hasta cuatro formaciones de este corte podrían obtener representación. Para los expertos del Instituto Europeo LSE, es una prueba más de la incoherencia ideológica que ha dominado los últimos años de la política búlgara, cuyos partidos se han estructurado entre el apoyo y el rechazo a Borisov.
Incoherencia, apuntan desde el instituto, que se ha vuelto aún más prominente en los últimos meses debido a la guerra en Ucrania, la decisión de Gazprom de cortar el suministro de gas a Bulgaria y la cuestión de Macedonia del Norte, y a un distanciamiento cada vez mayor de las preocupaciones de la población, relacionadas con una inflación que alcanzó el 15 por ciento en agosto, el alza de los precios y la crisis energética que se avecina.
"Bulgaria está entrando en una espiral descendente de elecciones y este es un fenómeno que tiene todas las posibilidades de extenderse a otras partes de Europa", explica la politóloga Teodora Yovcheva a Euronews Bulgaria. "Israel y España ya tienen un destino similar. Sin embargo, en el caso búlgaro, la intensidad es mucho más fuerte. Por lo tanto, la élite política europea tiene la oportunidad de aprender de la experiencia de Bulgaria y apreciar el valor de la interacción predecible y estable entre las partes".