MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
El período de transición en Burkina Faso está a punto de llegar a su final. Este domingo, los 5,5 millones de electores burkineses son llamados a las urnas para elegir no sólo a los diputados de su Gobierno, sino también a su próximo presidente.
Los burkineses decidirán en unas elecciones que parecen estar más abiertas que nunca quién tomará el rumbo del país entre 14 candidatos, entre los que no se encuentran los dirigentes de la transición. De los comicios de este domingo saldrá el próximo sustituto de Blaise Campaoré, derrocado el pasado 11 de octubre tras las protestas que se registraron como respuesta a su intento por realizar modificaciones constitucionales para extender su mandato, que ya duraba 27 años.
La campaña electoral de unos comicios que, por primera vez parece que no tienen nada decidido de antemano, se ha llevado a cabo por todo lo alto, sin violencia, sin golpes bajos y sin ningún candidato criticando el trabajo de la comisión electoral.
Los comicios, primeros libres y plurales que se celebran en el país en décadas, contarán con una red de observadores que suman más de 17.000, entre ellos, unas 5.000 personas de la sociedad civil. "Algo jamás visto en la historia del país", asegura el presidente de la comisión electoral, Barthelemy Kéré.
Para estas elecciones además, la comisión electoral se ha comprometido con otro desafío más: proclamar los resultados de la votación desde este mismo lunes, "la mejor opción para evitar contestaciones y procesos de intención" relacionados con la gestión de los resultados, según Kéré.
La revisión de las listas ha permitido, asimismo, que se inscribieran 1,8 millones de votantes nuevos, en comparación con las cifras de 2010. Bajo el mandato de Campaoré, los jóvenes ya no votaban: este año sí se han sumado al proceso electoral.
Entre los 14 candidatos a la presidencia figuran dos mujeres y cuatro independientes, convirtiendo los comicios en los más abiertos que se celebran en el país, algo en que están de acuerdo todos los analistas políticos. Y si ninguno de ellos obtiene la mayoría absoluta, la comisión electoral tendrá que celebrar segunda vuelta.