NAIROBI 11 Dic. (Reuters/EP) -
Burundi planea abandonar la cada vez más escasa ayuda externa para financiar las elecciones de 2020, que serán costeadas a través de contribuciones directas y voluntarias de los ciudadanos y de deducciones a los sueldos de los funcionarios.
Hasta el año 2015, Burundi había usado fondos externos para sufragar sus comicios, pero los donantes han suspendido su financiación desde que estalló una crisis política cuando el actual presidente, Pierre Nkurunziza, optó a un tercer mandato y resultó reelegido --lo cual violaba la Constitución del país y los acuerdos de paz que terminaron con la guerra civil, según la oposición--.
El ministro del Interior, Pascal Barandagiye, ha dicho que el Ejecutivo buscará las aportaciones de los hogares, los cuales pagarán cada año hasta 2.000 francos burundeses (en torno a 97 céntimos de euro).
También se espera que los estudiantes en edad de votar colaboren con 1.000 francos anualmente (48 céntimos) y que los funcionarios lo hagan con al menos una décima parte de su salario mensual, si bien las ayudas del exterior también se podrían aceptar, según Barandagiye.
"Todavía no se sabe el coste total de las elecciones (...) pero tan pronto como se obtengan los fondos necesarios, la campaña de recaudación se detendrá", ha indicado Barandagiye. El ministro ha reiterado además que "la contribución debería darse voluntaramiente, no ser vista como un impuesto personal".
Estas medidas se implantarán en un país cuya renta per cápita se mantuvo en 280 dólares en 2016 y con un 65 por ciento de su población viviendo por debajo del umbral de la pobreza, de acuerdo con cifras del Banco Mundial.
Del mismo modo, Burundi necesita enormemente de la ayuda exterior --suspendida en el caso de la Unión Europea tras las acusaciones de violaciones de Derechos Humanos--, por lo que supondrá todo un reto para este Estado hacer frente al cobro de impuestos y depender de los modestos ingresos de las exportaciones de café y té.
Tampoco parece nada alagüeña la futura situación política burundesa, ya que se espera que se apruebe, a través de un referéndum, una normativa que permitiría a Nkurunziza mantenerse en el poder más tiempo y alargar los mandatos presidenciales a siete años, en lugar de los cinco actuales.