La desnutrición hace que niños como Chancelline sean más vulnerables a las enfermedades
NAIROBI, 17 Dic. (Por Mark Nonkes, asesor de comunicación de World Vision East Africa) -
"Temía que muriera", dice Marie-Spes, sosteniendo en el regazo a su hija de un año, Chancelline, frente a una clínica en la zona rural de Burundi. Ella ya sabe lo que es perder a un hijo.
Cuando Chancelline contrajo la malaria, su peso bajó mucho, incluso el pelo le cambió de color. Solía ser negro, pero ahora es gris. A los 10 meses ya se ponía de pie, ese fue su último logro porque ya no avanzaba, no tenía fuerza para echar a andar.
"Cuando la traje aquí, ella ya no podía soportarlo más". "En ese momento, no había señales de que la niña sonriera o estuviera activa", nos cuenta Marie-Spes, madre de cinco hijos que representa fielmente la situación de desesperación que viven miles de madres en Burundi.
Chancelline es solo una de las niñas que se encuentra en medio de un círculo vicioso: malaria y malnutrición.
Con solo un pequeño jardín en el que cultiva batatas, plátanos, maíz y alubias para alimentar a su familia, Marie-Spes rara vez tiene lo suficiente para alimentar a sus hijos. Cuando se cosechan los cultivos, almacenan cuidadosamente lo que se ha cultivado mientras venden los plátanos para tener un pequeño ingreso. Pero la producción no es tan grande y después de unos pocos meses, los alimentos se agotan y la familia solo tiene asegurada una sola comida al día. Esto no es suficiente para una niña de un año.
Durante los meses de escasez, Marie-Spes y su marido intentan comprar algún alimento en el mercado con los ingresos extra que consiguen trabajando ocasionalmente en las granjas de vecinos en el gigante valle de Burundi.
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Pero algunos días, como hoy, no hay trabajo, solo desesperación.
La espada de doble filo de la malaria y la malnutrición ya le robó a uno de sus hijos, se llamaba Gervais y solo tenía cinco años cuando falleció. Es precisamente en los primeros cinco años de vida de un niño cuando se producen más muertesn. En el mundo, cada minuto mueren 13 niños antes de cumplir 5 años.
El padre, Albert, recuerda con total precisión el pasado mes de mayo: "Sufrió de malaria durante dos semanas y siguió empeorando. Lo llevamos a la clínica, pero ya era demasiado tarde, murió allí. Llevamos su cuerpo a casa y lo enterramos".
FILAS DE NIÑOS A DIARIO
Beate Niyungeko es enfermera en la clínica cercana. Ella ve filas de niños que sufren de malaria y desnutrición todos los días esperando a recibir ayuda. Nos explica lo que, aun siendo evidente, es fundamental que tengamos presente a diario: la desnutrición hace que los niños sean más vulnerables a ser atacados por otras enfermedades.
"Su cuerpo es débil y no es fuerte para luchar contra otras enfermedades", dice Beate, que ha trabajado como enfermera durante 15 años.
En todo el territorio de Burundi, se han registrado más de 6,4 millones de casos de malaria en 2017, la mayor parte en niños.
La inseguridad alimentaria estacional, debido a la falta de lluvias y la temporada de escasez como a la que se enfrenta la familia de Albert y Marie-Spes, está afectando a aproximadamente 2,6 millones de personas.
"Muchas familias están luchando en este momento, sufriendo los efectos de la malaria, la inseguridad alimentaria y la desnutrición", afirma Charles Berahino, responsable en World Vision de la respuesta a esta emergencia en Burundi, "porque aunque no lo veamos en las noticias, estamos hablando de una emergencia de graves consecuencias".
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LABOR DE WORLD VISION
World Vision trabaja a diario para frenar los efectos de esta crisis. La organización ha proporcionado más de 58.000 mosquiteras y rociado 184.000 hogares con insecticidas de larga duración en áreas que experimentan los peores efectos de la malaria, beneficiando a más de 1.1 millones de personas.
Para abordar la creciente desnutrición infantil, World Vision se está asociando con clínicas de salud locales para garantizar que 17.800 niños menores de dos años reciban paquetes de alimentos y tengan suficiente comida para sobrevivir. Por otro parte, organiza programas de formación para que las madres preparen comidas altamente nutritivas a partir de ingredientes disponibles en las diferentes localidades, que fomentan el crecimiento infantil.
Marie-Spes es una de las madres que lleva cada semana a Chancelline a la clínica para obtener una ración de paquetes diarios de Plumpy Nut, un suplemento nutricional a base de cacahuete, repleto de micronutrientes, proteínas y ácidos grasos esenciales para estimular crecimiento infantil.
"La trajimos aquí por primera vez la semana pasada. Desde entonces, ganó algo de peso y comenzó a llamarnos mamá y papá. Ya sonríe otra vez", dice Marie-Spes.