El desplome del turismo por la pandemia pone contra las cuerdas a una de las democracias más estables de África
MADRID, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los votantes de Cabo Verde acuden este domingo a las urnas en la primera vuelta de las elecciones presidenciales que decidirán al sucesor de Jorge Carlos Fonseca; los séptimos comicios desde el comienzo de la transición democrática en 1991 para un país considerado como un modelo de estabilidad democrática postcolonial, más de cuarenta años tras su independencia de Portugal.
De los siete candidatos que se presentan destacan dos: Carlos Veiga, apoyado por el Movimiento por la Democracia (MPD) y la Unión Cabo Verde Democrática e Independiente (UCID); y José Maria Neves, postulado con el apoyo del Partido Africano por la Independencia de Cabo Verde (PAICV). El MPD y el PAICV aglutinan el 90 por ciento de los escaños del Parlamento.
Veiga es uno de los miembros fundadores del MpD, un partido que jugó un papel central en la transición de Cabo Verde hacia la democratización. El candidato, de 71 años, cuyo papel como embajador en Estados Unidos terminó en 2020, ocupó el cargo de primer ministro entre 1991 y 2000.
Neves, por su parte, fue elegido primer ministro en 2001. Pasó a ocupar el mandato más largo de la historia del país, siendo elegido tres veces consecutivas hasta 2016. El hombre de 61 años es ex presidente y diputado del PAICV.
Aunque el primer ministro (Ulisses Correia e Silva) suele ostentar el poder ejecutivo en Cabo Verde, el papel del presidente va más allá del mero carácter ceremonial para convertirse en una figura de consenso, estabilidad, y protector de la Constitución.
El ganador de los comicios -- la segunda vuelta está programada para el 31 de octubre si nadie consigue mayoría -- se enfrentará a una durísima situación económica por la pandemia. La producción se redujo en un 14,8 por ciento en 2020, en parte debido a la dependencia del país del turismo, que representa el 25 por ciento de la economía.