Cada vez más civiles tratan de huir de Estado Islámico en el oeste de Mosul

Civiles huyen del oeste de Mosul
REUTERS
Actualizado: martes, 3 enero 2017 20:25

HASSAN SHAM (IRAK), 3 (Reuters/EP)

Cada vez son más los civiles de Mosul que intentan escapar de los barrios situados en la orilla oeste del río Tigris, que todavía se encuentran bajo el control del Estado Islámico y sufren un aislamiento completo desde que el pasado 17 de octubre dio comienzo la ofensiva por parte de las fuerzas iraquíes para recuperar la ciudad.

La inmensa mayoría de los más de 116.000 civiles que han logrado escapar de Mosul desde que comenzó la campaña militar contra el Estado Islámico procedían de los barrios en el este de la ciudad, muchos de los cuales han sido liberados por las fuerzas iraquíes en los últimos meses.

No obstante, en las últimas semanas, a medida que la batalla por Mosul alcanza su cuarto mes, se ha producido un aumento del número de personas que están intentando escapar de la orilla oeste del Tigris, a pesar de las amenazas de muerte y del férreo control de los yihadistas.

Al principio de la ofensiva, las fuerzas estadounidenses, que están proporcionando apoyo aéreo al Ejército iraquí, bombardearon los cinco puentes principales que conectan las dos orillas del Tigris en Mosul, con el objetivo de restringir los movimientos de los milicianos dentro de la ciudad.

UNA HUIDA CASI IMPOSIBLE

Escapar de la zona oeste de Mosul sin ser visto por los milicianos yihadistas es prácticamente imposible. Cruzar el río es la única opción. Muchos deciden cruzarlo en rudimentarias embarcaciones en medio de la noche, con la esperanza de no ser avistados por los combatientes del Estado Islámico que vigilan la orilla a todas horas.

"Sólo los afortunados consiguen salir de la ciudad", ha asegurado Jamal, un joven iraquí que logró escapar de la zona oeste hace apenas dos días. Jamal atravesó el Tigris con la ayuda de una cuerda que conectó a los dos extremos que quedan en pie de uno de los cinco puentes bombardeados.

Ahora vive con su mujer y sus tres hijos en uno de los campos para desplazados internos que el Gobierno iraquí ha instalado en las afueras de la ciudad. "Si abrieran una ruta durante sólo un cuarto de hora para salir del oeste de Mosul, no quedaría ni una persona en el barrio", ha alegado.

A pesar de que en el oeste de la ciudad todavía no se han producido combates entre las fuerzas iraquíes y los 'hombres de negro' --como llaman los iraquíes a los yihadistas-- los alimentos y los medicamentos cada vez son más escasos. En noviembre, las milicias chiíes que colaboran con el Gobierno iraquí lograron el control de la mayor parte del territorio al suroeste de Mosul, cortando la única ruta de acceso del Estado Islámico con el exterior.

De acuerdo con los testimonios de decenas de civiles que han huido en los últimos días del oeste de la ciudad, los milicianos yihadistas aseguraron a los civiles atrapados que iba a distribuir comida muy pronto, en un intento de tranquilizar a la población y evitar su huida.

PREPARADOS PARA UN "ÉXODO MASIVO"

Las agencias humanitarias que trabajan en las afueras de la ciudad se están preparando para un éxodo masivo de civiles en las próximas semanas. Hasta la fecha, la mayor parte de los habitantes de Mosul --que antes de la llegada del Estado Islámico eran un millón y medio de personas-- han decidido quedarse en Mosul o no han podido escapar.

El hecho de que hayan sido muy pocos los que se han atrevido a huir de la ciudad ha supuesto una enorme ventaja para el Estado Islámico en los combates urbanos que están teniendo lugar en el este, ya que ha conseguido ralentizar el avance de las tropas iraquíes.

Abu Moshen, de 20 años, consiguió cruzar el Tigris con la ayuda de un amigo suyo pescador, que le trasladó al otro lado del río en su barca en plena noche. De acuerdo con Moshen, cuando empezó la operación del Ejército iraquí, la mayor parte de la población en el oeste de Mosul decidió que iba a esperar hasta que las fuerzas gubernamentales expulsasen a los yihadistas.

No obstante, debido al lento avance de las tropas iraquíes, muchos han cambiado de opinión. "Cuando las operaciones se detuvieron la gente comenzó a sospechar que el Ejército nunca nos iba a alcanzar en el oeste de la ciudad. Se comenzó a decir que tardarían al menos un año o dos", ha explicado Moshen.

El pasado 26 de diciembre, las fuerzas gubernamentales anunciaron el inicio de la segunda fase de la ofensiva, en la que participan los peshmerga kurdos y las milicias chiíes que ahora ya forman parte de las fuerzas de seguridad, en un intento de reactivar la batalla.

Hasta hace muy poco tiempo, los terroristas del Estado Islámico habían establecido que el castigo por intentar escapar de su autoproclamado califato era la muerte. No obstante, debido a la gran cantidad de gente que ha intentado huir de los barrios en el oeste de Mosul, los milicianos yihadistas se han visto obligados a reducir la pena por intento de huida.

"Tendrían que haber ejecutado a toda la población de Mosul, así que cambiaron el castigo por una tanda de latigazos", ha contado Abu Abd, de 22 años, que cruzó el Tigris también con la ayuda de una cuerda, aprovechando un momento de distracción de los milicianos.

Todavía quedan puentes en pie que conectan el este con el oeste de Mosul. No obstante, el Estado Islámico los mantiene constantemente vigilados e impide el paso a cualquiera que parezca sospechoso de querer huir, especialmente cuando intenta cruzar acompañado de mujeres y niños.

La mayor parte de los barcos que navegan hoy en día por el Tigris están bajo el control del Estado Islámico. Aquellos que consiguen alcanzar la orilla este del río deben encontrar una forma segura de llegar hasta las fuerzas iraquíes, que están combatiendo a los milicianos en plena calle. "Cuando al final vimos al Ejército fue como si estuviéramos soñando. No podía creer lo que veían mis ojos", ha asegurado Aby Abdulá, de 17 años.

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