Un joven sostiene un certificado emitido por el EI
REUTERS
Actualizado: viernes, 20 enero 2017 21:36


JAZER (IRAK) 20, (Reuters/EP)

Miles de iraquíes que han pasado los últimos dos años bajo el control del Estado Islámico tienen que hacer frente al vacío legal que supone haber tenido hijos, contraído matrimonio o perdido a un familiar bajo la estricta versión de la ley islámica impuesta por los terroristas, cuyos documentos no son reconocidos por el Gobierno iraquí.

Bushra Mohammed se casó hace dos años en su ciudad natal, Mosul. La pasada primavera dio a luz a su primer hijo, pero para el Estado iraquí continúa soltera y su hijo no existe legalmente.

Bushra es una más entre los miles de iraquíes que han conseguido huir tras dos años bajo el control del Estado Islámico. Ahora tiene por delante una ardua batalla legal y burocrática para conseguir que las autoridades iraquíes reconozcan su certificado de matrimonio y el certificado de nacimiento de su hijo. Ambos fueron emitidos por las autoridades yihadistas y escritos a mano, a diferencia de los que realiza el Gobierno de Irak que se registran en una base de datos.

A medida que las autoridades iraquíes consiguen recuperar parte del territorio que los yihadistas conquistaron en el verano de 2014, el Estado iraquí está trabajando a contrarreloj para revertir el caos burocrático.

En un tribunal 'ad hoc' instalado de manera provisional en un campo para desplazados internos en la localidad de Jazer, muy cerca de la ciudad de Mosul, un equipo de notarios iraquíes llevan días trabajando para convertir los certificados emitidos por el autodenominado Califato Islámico en documentos oficiales reconocidos por el Gobierno.

"Los estamos cambiando para poder sentirnos como ciudadanos otra vez", ha explicado Bushra, con su hijo en brazos. "El Estado Islámico no era un estado: esto sí es un estado", ha añadido.

A pesar de la violencia, las violaciones de derechos y las increíbles restricciones que suponía vivir bajo el control del Estado Islámico, la vida seguía su curso en Mosul y en muchas otras áreas controladas por los yihadistas: hubo matrimonios, divorcios, nacimientos y muertes.

Decenas de desplazados hacen cola ante el tribunal para poner en regla no solo sus documentos de identidad y visados, sino la enorme cantidad de certificados que los yihadistas crearon y emitieron como parte de su plan de crear un sólo estado para todos los musulmanes.

"No reconocemos los procedimientos legales del Estado Islámico", ha explicado el juez Jalid al Shammari, vestido de traje y corbata en el minúsculo tribunal improvisado. "Somos jueces de emergencia, igual que hay doctores de emergencia. Esto son circunstancias excepcionales", ha añadido.

DESAFÍO DE IDENTIDAD

No obstante, deshacer por completo el entramado burocrático creado por los yihadistas está suponiendo todo un desafío para la Administración iraquí. Comprobar que las identidades de los civiles que acuden a los tribunales 'ad hoc' instalados a lo largo del territorio cercano a Mosul es extremadamente difícil, ya que muy pocos desplazados internos cuentan con sus documentos de identidad originales. Las autoridades kurdas se los han confiscado alegando "motivos de seguridad".

Demostrar la autenticidad de los certificados yihadistas de divorcio es uno de los desafíos más complicados para los jueces, ya que tanto el marido como la mujer deben estar presentes para dar por acabado un matrimonio. "En muchas ocasiones uno de los dos ha conseguido escapar y el otro todavía se encuentra en una zona bajo el control del Estado Islámico", ha explicado el juez Al Shammari.

Por otro lado, el registro de muertes es uno de los procesos que más problemas está causando, ya que muchas personas se están aprovechando del caos burocrático para fingir su propia muerte y escapar de la justicia, o incluso fingir la muerte de un familiar para cobrar herencias antes de tiempo, según Al Shammari.

Marwa Salem es una de las afectadas por estas irregularidades, ya que desde que logró escapar del control del Estado Islámico lleva semanas intentando registrar de manera oficial la muerte de su padre, que fue asesinado por los milicianos por cooperar con las fuerzas de seguridad kurdas.

Los yihadistas tiraron su cadáver a una de las muchas fosas comunes que hay a las afueras de Mosul y dieron a su familia un "recibo" por su muerte. Antes de que su muerte pueda ser reconocida por las autoridades iraquíes, debe llevar su caso ante un tribunal especializado en terrorismo que se encuentra en otra ciudad. Sin embargo, los desplazados internos de Jazer no tienen permitido salir del campo por el momento.

"LA ÚNICA MANERA"

De acuerdo con los testimonios de varios civiles que esperan para cambiar sus documentos, muchos de ellos trataron en un primer momento de evadir los métodos burocráticos del Estado Islámico, pero se vieron obligados a cumplir con el sistema impuesto por los yihadistas.

Abu al Abbas, de 22 años, se casó poco después de que Mosul cayera en manos de los yihadistas, por lo que consiguió que el clérigo de su barrio celebrase la ceremonia. Un vecino suyo también consiguió evadir los métodos del Estado Islámico en un primer momento, pero fue descubierto y recibió decenas de latigazos como castigo.

Al Abbas, por miedo a ser descubierto, decidió entonces acudir a un tribunal del Estado Islámico para registrar su matrimonio, donde un juez le hizo un exhaustivo examen sobre el Corán antes de firmar su certificado. "Su manera era la única manera", ha asegurado el joven.

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