La OIM asegura que los desastres climatológicos y la pandemia han agudizado un contexto que "ya era precario"
MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los huracanes 'Iota' y 'Eta' que azotaron recientemente Centroamérica han terminado de colmar la paciencia y agotar el sustento de miles de personas. Muchas de ellas buscan ahora una vía de escape y migrar en grupo hacia Estados Unidos vuelve a ser un opción ante el levantamiento parcial de las restricciones por la pandemia de COVID-19 y la falta de alternativas.
La noche del 9 al 10 de diciembre, cientos de personas se citaron en la principal estación de autobuses de San Pedro Sula, la segunda mayor ciudad de Honduras. Convocados a través las redes sociales, aspiraban a emprender un largo viaje que se vio truncado apenas un día más tarde, cuando la Policía disolvió esta 'caravana'.
La Policía explicó a los migrantes las restricciones que siguen en vigor en Gutemala para garantizar que no entran personas contagiadas y advirtió de que no dejaría continuar a quienes llevasen menores sin identificar, ya que no es extraño que viajen familias en estos grupos.
El jefe de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para El Salvador, Guatemala y Honduras, Jorge Peraza, explica a Europa Press que se trata de "flujos mixtos", ya que "personas de diferentes perfiles" optan por esta forma de desplazamirnto, si bien "mayoritariamente" el perfil del migrante "es el de un varón joven, sin empleo o con empleo precario".
LOS PREPARATIVOS ANTE LA MOVILIZACIÓN
El movimiento iniciado el miércoles no pilló por sorpresa ni a autoridades ni organizaciones, en la medida en que la convocatoria se basa precisamente en su comunicación pública. La OIM realiza una vigilancia "constante" de medios y redes sociales precisamente para detectar estas citas y ya se anticipa una segunda convocatoria para enero --"probablemente el 15 o el 21 de ese mismo mes"--.
Peraza indica que, una vez identificada la convocatoria, la OIM coordina a sus distintos equipos en los países de la región y contacta con otras agencias y organizaciones "para dar seguimiento durante la trayectoria, velar por los Derechos Humanos de las personas que migran y también activar los protocolos de asistencia humanitaria ante posibles retornos".
Además, "se procura brindar la información necesaria para que todas las personas que decidan unirse sean conscientes de la realidad a la que se exponen", con riesgos que van desde la trata de personas al tráfico de migrantes y a los que se suman ahora los controles impuestos por la pandemia de COVID-19. La OIM informa igualmente de las opciones de retorno voluntario para quienes decidan no seguir adelante con la ruta.
La pandemia ha provocado también un descenso de estos retornos: en lo que va de año han regresado unos 36.000 migrantes a Honduras, frente a los más de 109.000 de 2019, según datos del Observatorio Consular y Migratorio del país centroamericano. Una tercera parte corresponde a regresos desde Estados Unidos, si bien la mayoría --más de 21.800-- proceden de México.
Hasta el mes de junio, la OIM colaboró en el establecimiento de centros de aislamiento temporal, en los que las personas retornadas debían guardar dos semanas de aislamiento antes de regresar a sus zonas de origen. El Gobierno convirtió después estos espacios en centros de triaje y, según Peraza, "tras las tormentas se han convertido en espacios para albergar a las personas afectadas".
Precisamente los recientes huracanes estarían detrás de las actuales movilizaciones, ya que al llamamiento han acudido muchos trabajadores de los devastados campos bananeros. El jefe de misión de la OIM reconoce que cabía esperar que se organizasen nuevas 'caravanas': "Definitivamente", sentencia.
"Este año ha sido muy complicado por las tormentas 'Eta' e 'Iota', sumado a ello la situación generada por la COVID-19, en la que muchas personas quedaron sin empleo o vieron cómo sus ingresos mermaban debido a las restricciones de movilidad, resume, al hablar de un 2020 que ha venido a agravar una situacion estructural que "ya era precaria" antes.
Honduras presenta "un elevado índice de pobreza y desempleo", por lo que Peraza apunta que, con el paso de las tormentas, "se agudizó más la decisión". No en vano, solo en Honduras más de tres millones de personas sufrieron los estragos de 'Eta' y más de 738.000 los de 'Iota', mientras que unas 76.000 han necesitado refugio.
En términos regionales, las organizaciones estiman que alrededor de 2,5 millones de personas se han visto afectadas en Centroamérica.
UNA RESPUESTA SIN INJERENCIAS
La OIM "evita injerencias o valoraciones" sobre las decisiones que toman los distintos países para responder a los flujos migratorios. Su objetivo principal consiste en "trabajar de la mano con diferentes actores para que la migración se realice de manera regular, ordenada y segura, y aportar así al desarrollo económico y social de los países de origen, tránsito y destino", en palabras de su responsable.
"Estamos presentes en Honduras desde 1970, por lo que hemos trabajado con gobiernos de diferentes ideologías, y nuestro interés es siempre hacerlo a favor de las personas migrantes", subraya Peraza, que extiende esta voluntad de colaboración a todos los países de origen, tránsito y destino.
El escenario ha cambiado también con las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que se impuso Joe Biden. El exvicepresidente demócrata prometió en campaña revertir las duras políticas migratorias del mandatario saliente, Donald Trump, que impulsó la detención prolongada y la separación de familias en la frontera.
Peraza afirma que la OIM está siempre "en total disposición de colaborar con el nuevo Gobierno de Estados Unidos y seguir contribuyendo a una mejor gestión de la gobernanza migratoria de la región que vele por los Derechos Humanos de todas las personas".
Confía, además, en que "se materialicen los proyectos que apuestan también por el desarrollo de Centroamérica", para atajar las causas subyacentes a los desplazamientos y, en última instancia, "reducir la exposición de la gente a la migración irregular".