RANGÚN, 10 Ago. (Reuters/EP) -
Las inundaciones producidas en Birmania han acabado con la vida de al menos 99 personas, dejando a miles sin hogar y grandes extensiones de tierra agrícola anegadas, según el último balance.
Es el desastre natural más grande que se ha producido en Birmania desde que el ciclón 'Nargis' matase a casi 140.000 personas en mayo de 2008. La junta militar que gobernaba por entonces el país provocó un escándalo mundial al rechazar en un primer momento la ayuda exterior.
El Ejecutivo reformista que reemplazó a la junta en 2011 ha reaccionado de forma diferente, Birmania ha solicitado rápidamente la cooperación internacional, levantando refugios para las víctimas de las inundaciones. Gracias a la ayuda internacional se está llevando a cabo una amplia operación de socorro.
"Algunos critican que la respuesta del Gobierno es demasiado lenta, pero comparada con 'Nargis' es una gran mejora", ha dicho Kywan Lin Oo, un analista político. Además, ha explicado que este desastre ha sido gestionado por el presidente birmano, Thein Sein, exgeneral y primer ministro de la junta que en 2008 dirigió el socorro de 'Nargis'.
Esta vez, Sein fue rápido en visitar las áreas afectadas y el domingo, en un campo de refugiados, bebió un vaso de agua de una planta purificadora con el fin de garantizar a la gente que se trataba de agua potable.
FELICITADO POR LA ONU
La respuesta del Gobierno también ha sido alabada por Naciones Unidas. "Las autoridades pidieron muy rápido el apoyo internacional y ofrecieron medios logísticos --aviones, helicópteros, barcos de la Marina-- para que el personal humanitario y los equipos llegaran a las zonas que, de momento, no son accesibles", ha reconocido el portavoz de la ONU Pierre Peron.
Políticos de peso han participado en la gestión de las inundaciones, a tan solo tres meses de lo que pueden ser las primeras elecciones libres y justas del país en 25 años. El aspirante a presidente Shwe Mann, portavoz de la Cámara Baja del Parlamento, ha recorrido las áreas afectadas y ha pedido ayuda internacional, del mismo modo que lo ha hecho la líder de la oposición, Aung San Suu Kye.
En un vídeo publicado en Facebook, Suu Kye ha expresado su preocupación por que las inundaciones repercutan en la legitimidad de las elecciones. Además, ha recordado el referéndum sobre el borrador de la Constitución militar de Birmania que se llevó a cabo a raíz del ciclón de 2008. "Esto ha planteado muchas preguntas sobre cómo de aceptables fueron los resultados del referéndum", ha recalcado Suu Kye. "No queremos que esta vez se planteen preguntas en relación a nuestras elecciones", ha advertido.
INUSUAL DISCULPA MILITAR
Hay todavía muchas críticas sobre la lucha de las autoridades por llegar a regiones remotas del empobrecido país. Incluso los medios de comunicación estatales han abordado el tema. En un artículo de opinión publicado en el 'Global New Light of Myanmar' se aseguraba que los recuerdos de 'Nargis' "arrojan serias dudas sobre la fiabilidad de este Gobierno democrático".
Human Rights Watch ha acusado al Ejército de la "brutal indiferencia" a las víctimas de Nargis. Sin embargo, aún poderoso, el Ejército ha sido fundamental para hacer llegar la ayuda a zonas aisladas por las inundaciones y los deslizamientos de tierra. Además, ha mostrado ser muy sensible a las críticas.
El 4 de agosto, el Ejército emitió una inusual disculpa tras las fotos que circularon en Facebook mostrando arroz sucio bajo un helicóptero militar en el estado de Rajine, el más afectado por la catástrofe. "Lamentamos oír que algunas raciones se dejaron caer al barro y que la ayuda de carácter frágil fue dañada. Estamos intentado no repetir estos incidentes", dijo el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Min Aung Hlaing.
La batalla por sobrevivir en el estado de Rajine, en el oeste del país, ha hecho que mucha gente pierda el interés en las elecciones, ha asegurado el líder local del Partido Nacional de Arakan, Oo Hla Saw. "Creo que hará que la participación sea menor", ha afirmado.