Un niño es atendido en el noreste de Nigeria por desnutrición
AFOLABI SOTUNDE / REUTERS
Actualizado: jueves, 23 febrero 2017 12:22

Según UNICEF, unos 250 niños podrían morir al día a menos que reciban la ayuda que necesitan

MAIDIGURI (NIGERIA), 16 (Reuters/EP)

Más de 450.000 niños en el este de Nigeria corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda severa en 2017 a causa de la insurgencia islamista que está llevando a cabo el grupo terrorista Boko Haram, según ha alertado este jueves el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Se teme que más de 90.000 de estos menores pierdan la vida en 2017 debido a la falta de alimentos. De media se estima que 250 niños morirán cada día si no reciben tratamiento urgentemente, ha denunciado UNICEF.

Hassan es uno de estos niños. Acurrucado en el regazo de su madre, sin apenas energía, el pequeño de tres años sufre desnutrición aguda severa. Debido a la falta de fuerzas ni protesta ni llora mientras una enfermera le mide el brazo.

Después de pasar semanas con fiebre, vómitos y diarrea -- todos ellos síntomas de la desnutrición aguda -- Hassan apenas quiere comer. Su madre, Kolo Adam, tiene que abrirle la boca manualmente para que coma un paquete nutricional de pasta de cacahuete que le han proporcionado en el hospital nigeriano en el que están.

"Me temo que en algún momento vamos a tener que volver y estoy muy asustada. Pero no hay nada de comida", ha contado Kolo. El año pasado los milicianos de Boko Haram arrasaron su aldea, por lo que se vio forzada a huir con sus seis hijos pequeños al campo de refugiados de Bakassi, cerca de Maidiguri.

Las agencias humanitarias que trabajan en la zona temen que haya muchos más niños en situación de extrema necesidad de los que se tiene registro. Los continuos asaltos y ataques que realizan los milicianos islamistas han bloqueado el acceso a muchas áreas del noreste de Nigeria, que permanecen completamente aisladas.

Millones de granjas han sido destruidas por los milicianos, lo que ha provocado una crisis económica en todo el país y un drástico aumento de los precios de los alimentos que contrasta con la dramática caída del poder adquisitivo de los nigerianos. La mayor parte de los desplazados internos a causa del conflicto carecen de medios de vida, por lo que dependen casi exclusivamente de la ayuda humanitaria.

"Los niveles de hambre y malnutrición que se registraron en Borno el año pasado son niveles que se producen en muy pocas ocasiones", ha dicho el jefe de nutrición de UNICEF en Nigeria, Arjan de Wagt. "La gente no se da cuenta de lo grave que es la situación", ha añadido.

ROMPER EL CICLO DE POBREZA

Los trabajadores humanitarios en la región apenas dan abasto para ayudar a los millones de nigerianos que necesitan con urgencia alimentos y asistencia médica. Los desafíos a los que tienen que hacer frente son "inmensos", según han explicado desde UNICEF.

En un centro de salud de Maiduguri, las enfermeras regañan a las madres por alimentar a sus hijos con botellas sucias, no darles el pecho de la forma adecuada y por no asegurarse de que los pequeños comen diariamente los paquetes de comida terapéutica (RUTF, por sus siglas en inglés).

"Muchas madres comparten los paquetes de RUTF o los venden para poder alimentar a toda su familia", ha explicado Abdulrazak Ibrahim, un médico colaborador de Médicos Sin Fronteras (MSF). Según ha apuntado, los paquetes de RUTF deben comerse de forma continuada durante entre seis y ocho meses para combatir efectivamente la desnutrición en menores.

Muchos de los padres no reconocen los síntomas de desnutrición. "El problema es que aunque un niño tenga la piel con estrías, le falte pelo y los ojos estén hundidos, los padres ven que tiene la barriga hinchada y se piensan que el niño está bien", cuenta Anna, una enfermera en Bakassi. "Muchas madres traen a sus hijos pensando que tienen malaria cuando en realidad están al borde de la muerte a causa de la desnutrición", añade.

Más de un tercio de los 400.000 niños que sufren desnutrición en los estados de Adamawa, Borno y Yobe recibieron tratamiento el año pasado de acuerdo con datos de Naciones Unidas. No obstante, garantizar que los niños tratados de desnutrición se mantienen sanos supone una lucha constante.

"Necesitamos romper el ciclo de la desnutrición", ha dicho Amina Atta, responsable de nutrición en UNICEF. "La situación es tan abrumadora ahora que nos estamos centrando más en las medidas de combatir la enfermedad que en prevenir, con tal de que los niños no se mueran", ha concluido.

El número de personas que sufren inseguridad alimentaria en el noreste de Nigeria es de 11 millones de personas. Naciones Unidas estima que alrededor de 120.000 nigerianos viven en condiciones de hambruna.

La falta de coordinación entre las agencias humanitarias internacionales y el Gobierno de Nigeria supone un grave problema a la hora de hacer frente a la crisis humanitaria. El Gobierno nigeriano está investigando acusaciones de robo de comida por parte de funcionarios en Borno y ha asegurado que la comunidad humanitaria está exagerando las cifras de afectados para conseguir más fondos.

En el campo de Bakassi, las enfermeras trabajan sin descanso. Anna intenta mantener la calma ante el regreso de una anciana, Biba Gana, con su nieta de dos años en brazos. La pequeña presenta síntomas de desnutrición aguda severa por segunda vez en un año.

"Hacemos lo que podemos", asegura Anna. "Pero es muy difícil. Sobre todo cuando sabes que muchos de estos niños volverán por el hospital en cuestión de meses", agrega.

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