MANILA, 27 Sep. (Reuters/EP) -
Cerca del 50 por ciento de los filipinos cree que muchas de las personas que han perdido la vida como consecuencia de la campaña contra la droga --puesta en marcha por el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte-- no eran ni narcotraficantes ni personas violentas que se resistieron a su arresto, tal y como sostiene la Policía.
Una encuesta llevada a cabo por la consultora independiente Social Weather Stations (SWS), en la que han participado más de 1.200 filipinos, ha mostrado que más de la mitad de los participantes sienten que muchas de las víctimas han sido identificadas por error como enemigos del Estado y que fueron matadas por la Policía u hombres a sueldo pagados por el Gobierno.
Miles de habitantes de Filipinas, en su mayoría residentes en los suburbios más desfavorecidos de Manila, han muerto durante la campaña contra la droga de Duterte, que ya dura más de 15 meses.
La supuesta ofensiva dirigida a acabar con el narcotráfico ha estado en el punto de mira en las últimas semanas, en parte debido a que el pasado 16 de agosto, las redadas policiales causaron la muerte de más de 90 personas en menos de una semana, entre ellas la de un joven de 17 años.
Los resultados de la encuesta, por tanto, son un reflejo de la opinión pública tras la controversia que han causado las últimas muertes. Un 45 por ciento de los participantes cree que muchos de los muertos a manos de las fuerzas de seguridad no tenían vínculo alguno con las redes del narcotráfico, mientras que un 54 por ciento cree que ni siquiera se resistieron al arresto para tener que ser disparados.
La consulta muestra cierto nivel de escepticismo entre la población filipina sobre la postura oficial de la Policía Nacional de Filipinas (PNP), que asegura que todos los fallecidos en operaciones contra la droga eran narcotraficantes que se habían resistido ante la autoridad. Las fuerzas de seguridad filipinas aseguran que ese ha sido el caso en al menos 3.800 de las muertes.
La encuesta también indica ciertas dudas entre la población sobre los métodos y la efectividad de los servicios de Inteligencia filipinos a la hora de identificar a los supuestos narcotraficantes y a los drogadictos con necesidad de rehabilitarse, muchos de los cuales han fallecido a manos de la Policía.
La campaña antidroga de Duterte ha provocado críticas a nivel internacional, aunque la mayor parte de los filipinos apoyan la medida y creen que ha hecho que las calles de los centros urbanos, en especial Manila, sean más seguras.
El presidente filipino ha utilizado en muchas ocasiones los resultados de encuestas llevadas a cabo por la SWS para demostrar que goza de un amplio apoyo social. No obstante, este miércoles el portavoz presidencial, Ernesto Abella, ha manifestado ciertas dudas sobre el nivel de precisión de la consulta, ya que ha alegado que contenía "preguntas muy dirigidas que podrían haber influenciado a los encuestados".
"Esperamos que los participantes sean prudentes y objetivos para poder obtener la aproximación más exacta posible a la opinión pública", ha asegurado en un comunicado.