El presidente reprocha el "sistema global de espionaje" orquestado desde EEUU y denuncia su "criminal bloqueo" comercial
MADRID, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Cuba, Raúl Castro, ha inaugurado este martes la II cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) apelando a la "unidad" de los países de la región, que aspiran a crear una "patria grande" que sirva como contrapeso a los tradicionales "centros de poder" internacionales.
La CELAC agrupa a más de una treintena de países del hemisferio occidental --Estados Unidos y Canadá no están incluidos-- y, según Castro, se ha convertido en una "representante legítima" de los intereses de la región y en un instrumento para luchar contra los "numerosos desafíos" a los que se enfrenta.
El mandatario cubano, anfitrión de la segunda cumbre de este bloque, ha comenzado el discurso inaugural mostrando su "sincero agradecimiento" por la masiva presencia de mandatarios y recordando precisamente al impulsor de la alianza, el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, por cuya "ausencia física" se ha guardado un minuto de silencio.
Castro ha dicho que la CELAC va "poco a poco" pero firme, ya que al margen de "meras reuniones" o "coincidencias pragmáticas" plantea "una visión común de la Patria Grande latinoamericana y caribeña". "A pesar de inevitables diferencias, se fomenta un espíritu de mayor unidad en la diversidad", ha defendido.
El tema central de la cumbre es la lucha contra la pobreza y el hambre. El presidente cubano ha admitido que se trata de la región "más desigual del planeta" y que, por este motivo, los pueblos reclaman a sus líderes avances en materia de distribución de riquezas, educación pública, empleo, seguridad alimentaria y sanidad, entre otros ámbitos.
"Todos son objetivos alcanzables", ha subrayado Castro, que ha apostado por sacar partido del "capital natural" de la región. En este sentido, ha instado a "transformar" este potencial "en capital humano, infraestructura económica y diversificación de la base productiva y exportadora".
Castro ha afirmado que, si bien son "innegables" los beneficios de la inversión extranjera, su efecto sobre la balanza de pagos y la falta de control sobre los recursos son cuestiones por resolver. "Debemos ejercer plenamente la soberanía sobre nuestros recursos naturales y plantearnos políticas adecuadas en las relaciones con la inversión extranjera y las empresas transnacionales", ha añadido, sin citar ningún caso concreto.
INJERENCIAS
Raúl Castro ha esbozado en su discurso las directrices políticas que han marcado a La Habana y sus aliados en los últimos años y que pasan por presentarse como contrapeso a "un orden internacional injusto y excluyente" en el que continúan "las amenazas a la paz y la injerencia externa".
"No podemos olvidar la larga historia de intervención en los asuntos internos, invasiones militares y sangrientos golpes de Estado. Los llamados centros de poder no se resignan a haber perdido el control de esta rica región, ni renunciarán a los intentos de cambiar el curso de la historia", ha añadido.
Castro ha puesto como ejemplo de estas injerencias el "sistema global de espionaje" orquestado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense y destapado por el excontratista Edward Snowden. Los documentos filtrados revelaron que organizaciones y dirigentes internacionales --incluida la brasileña Dilma Rousseff-- fueron "blanco indiscriminado" de espionaje.
Esta vigilancia, en opinión del mandatario cubano, representa una "flagrante violación del Derecho Internacional y de la soberanía de los Estados".
Castro ha aprovechado también su primer discurso para agradecer las "muestras de solidaridad" manifestadas por los líderes regionales ante el "criminal bloqueo" impuesto por Estados Unidos sobre la isla desde hace más de medio siglo, así como por la "injusta inclusión" de la isla en la lista de patrocinadores del terrorismo que elabora anualmente el Departamento de Estado norteamericano.