MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los jefes de estado de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) comienzan este domingo en la capital de Ghana, Accra, una cumbre extraordinaria para decidir el derrotero a adoptar respecto a la situación en Malí y Guinea, donde los militares han tomado el poder mediante sendos golpes de Estado.
La CEDEAO tendrá en cuenta, no obstante, las diferentes condiciones de cada país en estos momentos. En Guinea, a diferencia de Malí, la situación parece estar razonablemente más establilizada y se acaba de establecer un gobierno civil, de ahí que lo embajadores de los países miembros de la CEDEAO en Conakry hayan pedido comprensión con vistas a la apertura de un proceso disciplinario.
De hecho, el presidente de la CEDEAO, Jean-Claude Kassi Brou, se declaró "satisfecho" con la evolución de la situación política en el país tras reunirse el mes pasado con el líder golpista Mamady Doumbouya, actual "presidente en funciones".
Malí es otra cuestión. Tras el golpe de Estado de agosto de 2020 contra Ibrahim Boubacar Keita, el país volvió a experimentar otra convulsión menos de doce meses después, a raíz de una segunda asonada de mayo de 2021, cuando fueron cesados los hasta entonces presidente y primer ministro de transición, Bah Ndaw y Moctar Ouane, respectivamente.
Aunque las autoridades de transición instauradas tras el golpe de 2020 se habían comprometido desde entonces a mantener la 'hoja de ruta', que contempla la celebración de elecciones en febrero de 2022, el primer ministro, Choguel Maiga, afirmó a finales de septiembre en una entrevista concedida a Radio France Internationale que los comicios podrían ser aplazados y argumentó que "las realidades sobre el terreno determinarán todo lo demás", en medio de las tensiones con Francia en torno a la posible contratación de mercenarios rusos.
De hecho, el Gobierno de Malí declaró a finales de octubre 'persona non grata' al representante de la CEDEAO, Hamidou Boly, por "actos incompatibles con su estatus", en el inicio de una nueva crisis que desembocó con la detención del vicepresidente cuarto del Parlamento y crítico de Maiga, Issa Kaou N'Djim, por "atentado al orden público", al denunciar la expulsión del diplomático.