Las autoridades locales han apuntado como responsable a rebeldes del desmovilizado M23
MADRID, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 11.000 personas han cruzado la frontera con Uganda desde el domingo a causa de los recientes combates en el este de República Democrática del Congo (RDC), sumido en un repunte de la violencia, según datos facilitados este martes por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La portavoz del organismo Shabia Mantoo ha destacado que la cifra es la mayor registrada en un día en el este del país desde hace más de un año, un movimiento de población causada por los combates entre el Ejército y varias milicias en la provincia de Kivu Norte.
Así, ha indicado que "la inmensa mayoría" de los desplazados por los enfrentamientos, que tienen su epicentro en el territorio de Rustshuru, son mujeres y niños. Un total de 8.000 personas han llegado a Bunagana, mientras que 3.000 lo han hecho a Kisoro.
Mantoo ha resaltado que estas personas "han trasladado al personal de ACNUR que los combates están en marcha en las localidades de Binja, Kinyarugwe y Chanzu" y ha agregado que "muchas personas llegaron con utensilios de cocina, sacos de dormir, ropa y ganado".
En este sentido, ha manifestado que ACNUR y la oficina de la primera ministra de Uganda, Robinah Nabbanja, encargada de las instalaciones de tránsito para solicitantes de asilo en la frontera con RDC, "están respondiendo a la emergencia en coordinación con las autoridades locales y de distrito".
"ACNUR ya ha reubicado a cerca de 500 solicitantes de asilo en el centro de tránsito de Nyakabande, que puede acomodar hasta a 1.500 personas", ha detallado, antes de agregar que todos ellos son sometidos a pruebas sobre el coronavirus y reciben agua y comida.
De esta forma, ha hecho hincapié en que "hay un sistema en marcha para identificar y procesar a las personas que necesitan asistencia de emergencia" y ha recordado que "las fronteras de Uganda están cerradas a los solicitantes de asilo a causa de las restricciones por la COVID-19, si bien el Gobierno ha aplicado nuevamente una excepción humanitaria".
"ACNUR felicita a Uganda por permitir entrar al país a los que buscan refugio. Sin embargo, estamos preocupados porque la capacidad y los servicios locales podrían verse pronto superados y pedimos recursos urgentes para hacer frente a las necesidades de los recién llegados", ha subrayado.
Mantoo ha resaltado que "en lo que va de año ACNUR ha recibido únicamente el 45 por ciento de la financiación para sus operaciones en Uganda, un país que acoge a más refugiados que cualquier otro en África". "Sólo tres países del mundo acogen a más refugiados", ha zanjado.
Los últimos ataques en Rutshuru desde el domingo han sido achacados por fuentes locales a elementos del Movimiento 23 de Marzo (M23), que se ha desvinculado de los incidentes, sin que el Gobierno de RDC haya atribuido por ahora la autoría.
Jackson Achuki, jefe de la comuna de Jomba, ha destacado este martes que la situación "es de normalidad" y ha resaltado que "los bandidos han huido", según ha informado el portal congoleño de noticias Actualité.
"El Ejército intervino a tiempo, persiguió al enemigo, que cruzó la frontera. Son personas venidas de Ruanda, como hemos señalado desde hace mucho tiempo", ha agregado.
Sin embargo, el Ejército de Ruanda ha publicado durante la jornada un comunicado para destacar que "las Fuerzas de Defensa Ruandesas no están implicadas en los ataques ni apoyan de ninguna forma las actividades del antiguo grupo armado M23".
En este sentido, ha recalcado que "se ha informado de que el domingo 7 de noviembre un grupo armado supuestamente integrado por rebeldes del antiguo M23 cruzó la frontera congoleña desde Uganda, donde tienen sus bases, y atacaron y ocuparon las localidades de Tshanzu y Runyoni".
"El antiguo grupo armado M23 no ha buscado refugio en Ruanda desde 2013 y está basado en Uganda, lugar de origen del ataque y a donde sus miembros se retiraron", ha dicho en su comunicado, publicado a través de su cuenta en la red social Twitter.
De esta forma, ha dicho que "las acusaciones emitidas a través de los medios o las declaraciones de autoridades regionales sobre que el antiguo grupo armado M23 habría llegado desde Ruanda o que sus combatientes se retiraron a Ruanda es propaganda que busca envenenar las buenas relaciones entre Ruanda y RDC".
Las autoridades congoleñas y el M23 firmaron en diciembre de 2013 un acuerdo de paz tras los combates registrados desde 2012 con el Ejército, que contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas. Expertos de la ONU acusaron a Uganda y a Ruanda de apoyar a los rebeldes, si bien ambos países lo negaron.