MADRID 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
La sequía severa y las posteriores lluvias torrenciales en Sri Lanka han dañado las cosechas y amenazan la seguridad alimentaria de cerca de 900.000 personas, según el informe publicado este jueves por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Las condiciones de sequía en 2016 y principios de 2017 han provocado graves daños en la cosecha principal del año, conocida como Maha, según la Misión de Cultivos y Seguridad Alimentaria de la ONU. La falta de agua afecta especialmente a los cultivos de arroz, el alimento básico del país, cuya producción total se prevé en un 40 por cierto menos que el año pasado.
La situación empeoró en mayo con las lluvias torrenciales que siguieron a la fuerte sequía. Las inundaciones y los desplazamientos de tierra en la parte suroeste del país causaron muertes, desalojos de población y daños en las infraestructuras, provocando que cerca de 900.000 personas se encuentren ahora en fuerte riesgo de inseguridad alimentaria, ha declarado Naciones Unidas.
Puesto que la mayoría de los hogares afectados dependen de sus propios cultivos, cerca de un tercio de las familias han visto sus ingresos reducidos a más de la mitad, según datos de un estudio anterior. Muchas personas tratan de buscar empleo y tienen que comprar en mercados locales, cuyos precios al alza tocaron su máximo histórico en enero de 2017. La compra de los alimentos más caros como la carne y el pescado se ha reducido, añade el informe.
Naciones Unidas prevé también una reducción en la segunda cosecha del año, que se recoge entre agosto y septiembre y se conoce como Yala, debido a la actual limitación de semillas y la falta de agua, que las lluvias torrenciales no han conseguido paliar del todo.
MEDIDAS URGENTES
Para cubrir las necesidades inmediatas, la FAO y el PAM han pedido la provisión urgente de semillas y material de riego para la próxima estación de plantación, desde septiembre a diciembre. Las familias con menos recursos deben optar a una ayuda en metálico para poder comprar alimentos, han recomendado.
La ONU ha instado también a introducir medidas que garanticen la alimentación a largo plazo y la resistencia de la agricultura a los desastres naturales, cada vez más frecuentes por el cambio climático, como el fomento de cultivos tolerantes a las sequías y la diversificación de los medios de subsistencia.