ACNUR dice que las condiciones de seguridad son "demasiado volátiles" para "facilitar o promover" retornos de población
MADRID, 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de un millón de personas se han visto desplazadas durante los últimos cinco años a causa del repunte de la inseguridad a causa de los ataques yihadistas en la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado (norte) y las operaciones por parte de las fuerzas de seguridad y sus aliados internacionales, según ha informado este martes el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El portavoz del organismo, Matthew Saltmarsh, ha lamentado que durante estos años "el conflicto no se ha apaciguado" y ha recalcado que "miles de familias siguen viéndose forzadas a abandonar sus hogares a causa de ataques por parte de grupos armados no estatales", por lo que ha pedido "un fin de la violencia" y que la comunidad internacional "dé apoyo sostenible para reducir el sufrimiento de la población desplazada y las comunidades de acogida".
"La violencia extrema y el desplazamiento han tenido un impacto devastador en la población. La gente ha visto a sus seres queridos asesinados, decapitados y violados y sus casas y otras infraestructuras quemadas hasta los cimientos", ha relatado, al tiempo que ha incidido en que "hombres y niños han sido además reclutados a la fuerza por parte de grupos armados".
"Se han perdido sustentos, la educación ha quedado estancada y el acceso a los servicios básicos como los alimentos y la sanidad se han visto interrumpidos. Muchas personas se han visto traumatizadas en varias ocasiones tras verse forzadas a trasladarse en múltiples ocasiones para salvar la vida", ha dicho Saltmarsh, que ha hecho hincapié en que la situación en Cabo Delgado "sigue deteriorándose".
En este sentido, ha detallado que las cifras de desplazados han aumentado un 20 por ciento durante el primer semestre de este año, llegando a los 946.508, antes de recordar que el conflicto se ha expandido a la provincia de Nampula, escenario en septiembre de cuatro ataques que afectaron a 47.000 personas y desplazaron a otras 12.000, según los datos de ACNUR.
"Las personas desplazadas durante estos últimos ataques han trasladado a ACNUR que estaban asustadas y hambrientas. Carecen de medicinas y viven en condiciones de hacinamiento, con cuatro o cinco familias compartiendo una casa. Algunas duermen al raso. La falta de privacidad y la exposición al frío nocturno y a los elementos durante el día generan preocupaciones adicionales a nivel de seguridad y salud, especialmente para mujeres y niños", ha manifestado.
Asimismo, ha subrayado que "algunas personas han regresado a sus hogares en zonas que consideran seguras", si bien ha hecho hincapié en que "personas que han perdido todo están volviendo a zonas en las que los servicios y la ayuda humanitaria no están disponibles en gran medida". "ACNUR está preocupado por los riesgos a los que hace frente la gente si siguen volviendo a sus zonas de origen antes de que las condiciones se hayan estabilizado", ha explicado.
"ACNUR está a favor de los retornos de familias desplazadas que sean voluntarias, seguras, informadas y dignas y cuando las condiciones sean adecuadas, incluida la restauración de servicios básicos para garantizar su sostenibilidad", ha reiterado, al tiempo que ha destacado que el organismo considera que las condiciones de seguridad son "demasiado volátiles" en Cabo Delgado para "facilitar o promover" estos retornos.
Pese a ello, Saltmarsh ha destacado que "las crecientes necesidades de protección y los servicios limitados para aquellos que han elegido volver a sus hogares deben ser abordados con urgencia por parte de los actores relevantes" y ha añadido que ACNUR "trabaja de cerca" con el Gobierno y otros socios "para apoyar y defender la inclusión de todas las poblaciones desplazadas en los servicios nacionales".
Las autoridades mozambiqueñas han destacado durante los últimos meses una mejora de la situación de seguridad en la zona debido a las operaciones conjuntas con las fuerzas especiales de Ruanda y las tropas desplegadas por la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC).
Cabo Delgado es escenario desde octubre de 2017 de ataques obra de milicianos islamistas conocidos como Al Shabaab, sin relación con el grupo homónimo que opera en Somalia y que mantiene lazos con Al Qaeda. Desde mediados de 2019 han sido reivindicados en su mayoría por Estado Islámico en África Central (ISCA), que ha recrudecido sus acciones desde marzo de 2020.