MADRID, 20 DE MAYO (EDIZIONES)
Charles Lindbergh fue la primera persona en cruzar volando el océano Atlántico en un vuelo sin escalas. Una hazaña histórica que comenzó el 20 de mayo de 1927, hace 88 años. Lindbergh, un joven de 25 años decidió partir de Nueva York a París volando, él solo, en el Espíritu de Saint Louis, el afamado avión con el que consiguió el reto. Necesitó solamente 33 horas y media para convertirse en un héroe.
Lindbergh nació el 4 de febrero de 1902. Su padre, Charles Augustus Lindbergh Senior fue un acomodado abogado y congresista de los Estados Unidos por Minesota entre 1907 y 1917. Desde pequeño mostró una enorme habilidad por la mecánica, de ahí que a los 18 años comenzara los estudios de Ingeniería. Pero el joven mundo de la aviación era lo que más le atraía, por lo que dejó los estudios para convertirse en piloto de exhibición, un piloto que realizaba acrobacias temerarias en las ferias de todo el país.
En 1924 se enrola en la armada, lo que le permite graduarse en la escuela de vuelo de la armada de Brooks and Kelly Fields. Tras su graduación trabajó para el servicio postal aéreo estadounidense, cubriendo la ruta Saint Louis – Chicago. Ahí fue donde cogió fama de piloto cauteloso y capaz.
EL PREMIO ORTEIG
Raymond Orteig, dueño de un hotel de Nueva York, ofreció en 1919 un premio de 25.000 dólares a quien consiguiera volar sin escalas desde Nueva York hasta París. Lindbergh, convencido de que esta hazaña podía conseguirse si se tuviera el aeroplano correcto, convenció a nueve hombres de negocios de San Luis para que le ayudaran en la financiación de la construcción del aeroplano. Escogió la compañía Ryan Aeronautical Company of San Diego, a la que ayudó a diseñar el aparato. El aparato quedó bautizado como El Espíritu de Saint Louis, Spirit of Saint Louis.
El 10 de mayo de 1927, como prueba, Lindbergh voló de San Diego a Nueva York en 20 horas y 21 minutos, lo que supuso el récord continental en realizar esa distancia.
EL VUELO

El Espíritu de Saint Louis, un avión monomotor de 2 toneladas de peso despegó con Lindbergh a los mandos el 20 de mayo de 1927, a las 7:52 de la mañana desde Roosevelt Fields, un campo cercano a la ciudad de Nueva York. Estuvo durante varias horas luchando contra el hielo que se le pegaba a las alas, el frío, el viento y el sueño, con una silla de mimbre como asiento. Avistó la costa sur de Irlanda a las 15 horas (hora local).
Completó la hazaña cuando consiguió aterrizar en París en el aeropuerto Le Barguet después de 33 horas y 32 minutos de vuelo. Cientos de personas fueron a recibirle a pie de pista, proclamándolo, no como un héroe americano, sino como un héroe universal. Había volado más 5790 kilómetros de distancia.
Sus primeras palabras al bajarse del avión fueron: “Bueno, lo conseguí”.
A su vuelta, Charles Lindbergh fue recibido como un héroe, con grandes celebraciones y premios. Le recibió el Presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge, quien le dio la Medalla de Honor del Congreso y la Cruz de Vuelo Distinguido.