CARACAS, 4 Ago. (EUROPA PRESS) - La Asamblea Constituyente impulsada por el Gobierno de Nicolás Maduro ha quedado instalada este viernes en el Palacio Legislativo, que alberga también el Parlamento, a pesar del fraude denunciado por la empresa encargada de organizar las elecciones en Venezuela, y de la oposición que ha suscitado a nivel nacional e internacional. Los miembros de la Asamblea Constituyente han irrumpido en la sede parlamentaria enarbolando los cuadros del fallecido presidente Hugo Chávez y del libertador latinoamericano Simón Bolívar, que fueron retirados cuando la Asamblea Nacional cambió de color político, en 2016. Los constituyentes se han instalado en el Salón Elíptico del Palacio Legislativo, que depende del Gobierno, de modo que ambas cámaras tendrán que convivir en el mismo edificio, lo que podría desencadenar nuevos disturbios en el lugar, que ya ha sido escenario de enfrentamientos físicos entre 'chavistas' y opositores. "La santa verdad se ha expresado a viva voz: Venezuela quiere paz", ha proclamado el constituyente Fernando Soto Rojos, que ha tomado la palabra durante la ceremonia inaugural, según informa la prensa venezolana. El 'número dos' del gobernante Partido Socialista de Venezuela (PSVU), Diosdado Cabello, ha propuesto que la ex ministra de Exteriores, Delcy Rodríguez, presida la Asamblea Constituyente, algo que ha sido aprobado "por unanimidad", así como la designación de los demás miembros de la cúpula. Cabello ha anunciado además que, conforme al reglamento de la nueva cámara, comenzará a funcionar 72 horas después de su instalación, por lo que se espera que el próximo lunes tome sus primeras decisiones, que podrán afectar a todos los poderes del Estado, incluido el Parlamento, ya que se sitúa por encima de ellos. Aunque con este acto solemne el 'chavismo' da por instalada la Asamblea Constituyente, lo cierto es que su composición todavía no está resulta. En las elecciones que se celebraron el 30 de julio fueron elegidos 537 miembros, a los que se sumaron los ocho indígenas en otra votación realizada dos días después. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha anunciado en las últimas horas que el 13 de agosto tendrán que repetirse en los municipios de Miranda y Francisco de Miranda porque los disturbios dificultaron la afluencia de los votantes a las urnas. Ello sin contar con la investigación penal que ha puesto en marcha la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, en base a la denuncia realizada esta misma semana por Smartmatic, la empresa que se encarga del sistema de voto electrónico en Venezuela y que ha gestionado las elecciones celebradas en la nación caribeña en las últimas décadas. El CEO de Smartmatic, Antonio Mugica, reveló en una rueda de prensa celebrada el miércoles en Londres que "el resultado de las recientes elecciones a la Asamblea Constituyente fue manipulado". "Estimamos que la diferencia entre la participación real y la anunciada por las autoridades venezolanas es de al menos un millón de votos", detalló. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha asegurado que se emitieron más de ocho millones de votos, lo que superaría los buenos resultados de la oposición en las parlamentarias de 2015 y del propio Maduro en 2013. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) --alianza disidente-- sostiene en cambio que solo participaron unos 2,4 millones de personas. Los datos del CNE a los que ha tenido acceso la agencia de noticias Reuters revelan que hacia las 17.30 (hora local) solo habían votado 3,7 millones de personas, hora y media antes de que cerraran los colegios electorales. La votación se prorrogó una hora debido, según el CNE, a la masiva afluencia a las urnas. La instalación de la Asamblea Constituyente ha llegado precedida de una marcha 'chavista' hacia el Palacio Legislativo desde la Avenida Libertador, en la que han participado miles de personas en medio de cánticos y bailes, de acuerdo con los medios locales. "Esperamos que los constituyentes respondan al pueblo y que nos representen dignamente", ha dicho Antonio Prada, que ha viajado de Portuguesa a Caracas, a la televisión estatal VTV. "La Asamblea Constituyente nos permitirá enrumbar políticamente a la República", ha confiado, por su parte, Humberto Hurtado, otro manifestante. Maduro, que se ha ausentado de ambos eventos, ha destacado el apoyo popular. "Con valentía heroica, de la mano del pueblo bolivariano, llegó la Constituyente para traer la paz y ejercer la soberanía absoluta", ha escrito en Twitter. "La Constituyente cruzará los ríos, las montañas, los caminos y gestará la nueva historia. Nada ni nadie lo impedirá", ha sentenciado. Sin embargo, lo cierto es que la Asamblea Constituyente cuenta con un gran número de detractores, tanto dentro como fuera de Venezuela, que amenazan con agravar aún más la crisis política que sufre la nación caribeña y que, en su último estallido, el pasado mes de abril, ha dejado más de cien muertos y miles de detenidos. La Asamblea Nacional, que está en manos de la MUD desde las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, ha rechazado la nueva cámara porque considera que es producto de un proceso viciado desde su convocatoria hasta las normas que han regido la votación del pasado domingo. Esta crítica ha tenido eco en la comunidad internacional, especialmente en el ámbito regional, donde la mayoría de los países han anunciado que no reconocerán la Asamblea Constituyente. El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Organización de Estados Americanos (OEA) han convocado reuniones de urgencia que auguran sanciones contra Venezuela. Estados Unidos tampoco reconocerá la Asamblea Constituyente --"producto ilegítimo provocado por un proceso defectuoso diseñado por la dictadura de Maduro"-- y no ha descartado medidas punitivas adicionales a las adoptadas ya contra Maduro y su círculo más cercano por violación de los Derechos Humanos y narcotráfico. La Unión Europea se ha sumado también al rechazo a la Asamblea Constituyente. Pero mientras España aboga por consensuar "medidas restrictivas" contra el Gobierno de Maduro --no contra Venezuela como país--, Francia se niega a adoptar sanciones contra el Palacio de Miraflores para no frustrar una eventual mediación entre las partes.