Archivo - Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y China, Xi Jinping - -/Kremlin/dpa - Archivo
MADRID, 25 Feb. (EUROPA PRESS) -
Frente a la condena sin paliativos de la invasión rusa de Ucrania formulada por Estados Unidos y los estados miembro de la OTAN, otro grupo de países ha demostrado el mismo impulso a la hora de respaldar la ofensiva rusa mientras esperan una declaración contundente del aliado más poderoso del Kremlin en este conflicto: China, un país que ha defendido las "preocupaciones de seguridad" que han llevado a Moscú a protagonizar esta operación al tiempo que, con cierto sentido de la ambigüedad, reconocía el derecho de Ucrania a conservar su integridad territorial.
"La soberanía, la independencia y la integridad territorial de cualquier país deben ser respetadas y salvaguardadas porque esta es una norma básica de las relaciones internacionales", sentenciaba el pasado fin de semana desde Múnich el ministro de Exteriores chino, Wang Yi; un comentario que llegaba poco después de que ambos países, aprovechando la inauguración de los Juegos de Invierno de Pekín, publicaran una amplia declaración conjunta entendida como una ratificación informal del consenso en las relaciones entre ambos países.
El experto del Centro de Estudios Orientales, Jakub Jakóbowski, considera que no es oro todo lo que reluce: "No hay una verdadera confianza entre Rusia y China", indicó a la emisora pública estadounidense NPR. "El fundamento más profundo que les une es su miedo constante a acabar derrocados por una revolución democrática", ha añadido.
En este caso concreto, Pekín se encuentra ante un dilema diplomático: respaldar abiertamente a Rusia en su entrada por la fuerza en otro país contraviene directamente a su propia política de integridad territorial representada en el principio de 'Una sola China' por la cual, por ejemplo se arroga la soberanía sobre Taiwán.
Es por ello que la portavoz y viceministra de Exteriores de China, Hua Chunying, declaró este jueves que "lo que está ocurriendo en Ucrania es algo no que no deseábamos" y lanzaba un llamamiento al diálogo y a la negociación; el mismo que este viernes ha trasladado el presidente del país, Xi Jingping, a su homólogo ruso, Vladimir Putin.
A pesar de este recelo hacia el conflicto armado, China ha tomado medidas prácticas de respaldo a Rusia, como el anuncio el jueves de las autoridades aduaneras chinas del levantamiento de las restricciones a la importación de trigo ruso, que representa más de una cuarta parte del suministro mundial; una medida acordada previamente por ambos países pero publicada finalmente por Pekín durante el inicio de las hostilidades.
De hecho, el primer ministro australiano, Scott Morrison, describió el viernes la medida como "simplemente inaceptable", y acusó a Pekín de lanzar un "salvavidas a Rusia en medio de un período en el que están invadiendo otro país".
A pesar de la decepción expresada por el Gobierno chino, "está claro que China sigue expresando una clara simpatía hacia la perspectiva de Rusia", apunta a la cadena NBC el experto del Centro Carnegie para la Paz Internacional, Tong Zhao. "China considera que Rusia ha actuado por la expansión de la OTAN y que ha sido forzada para actuar en defensa de sus legítimos intereses", añade.
La oposición conjunta a Estados Unidos prevalece de momento: Washington, apuntó también la portavoz china, "es culpable de alimentar las llamas y echar la culpa a otros, en un verdadero ejercicio de irresponsabilidad", antes de criticar la ola de sanciones declarada el jueves por la Casa Blanca y sus aliados: "¿Alguien cree que las sanciones de Estados Unidos van a conseguir que el tema de Ucrania se resuelva solo?", lamentó.
VIEJOS ALIADOS, NUEVOS RECELOS
Junto a China, y con más efervescencia, han expresado su respaldo a Putin su estrecho círculo de aliados internacionales, comenzando por Bielorrusia, país este último empleado como una de las puntas de lanza de la operación militar tras días de ejercicios militares supervisados por Putin y el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, admirador declarado del mandatario ruso.
Otros dos viejos aliados de Putin también han expresado su respaldo a la operación rusa. Para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el mandatario ruso sólo está ejerciendo una "defensa valiente de su pueblo" mientras que el sirio, Bashar al Assad, ha defendido la operación de una Rusia que "no sólo se defiende a sí misma, sino que defiende al mundo y los principios de justicia y humanidad" en una "búsqueda del equilibrio perdido tras la disolución de la Unión Soviética".
También ha sumado su apoyo a Putin el régimen militar golpista de Birmania, para el que la existencia de Rusia es "buena para la paz mundial" y ha justificado la invasión de Ucrania para "consolidar su soberanía". Con su operación, Moscú "ha mostrado su estatus como potencia para equilibrar la paz mundial" ha expresado Zaw Min Tun, portavoz de la junta.
Sin embargo, el respaldo entre los tradicionales aliados de Rusia no ha sido unánime. Dos importantes voces prorrusas en la Unión Europea, el presidente checo Milos Zeman y el primer ministro húngaro Viktor Orbán, han lamentado abiertamente la operación, que Zeman calificó como "un acto de agresión no provocado".
"Rusia atacó a Ucrania esta mañana con fuerza militar", dijo Orbán en un video en Facebook. "Junto con nuestros aliados de la Unión Europea y la OTAN, condenamos la acción militar de Rusia". "La posición de Hungría es clara: apoyamos a Ucrania", sentenció por otro lado el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijijarto. "Apoyamos la integridad territorial y la soberanía de Ucrania", añadió.