PEKÍN, 29 Jun. (Reuters/EP) -
El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, ha asegurado este jueves que las relaciones entre China y Filipinas han entrado en "un periodo dorado de rápido desarrollo", haciendo alarde del crecimiento en las relaciones comerciales y los esfuerzos bilaterales por resolver los conflictos en el Mar del Sur de China.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha optado por mantener buenas relaciones con China por sus negocios y sus inversiones y evitar las filas sobre la soberanía marítima. Duterte se ha enfrentado a críticas en su país por no ser lo suficientemente duro con China sobre la disputa territorial en el Mar del Sur de China. Sin embargo, el presidente considera que su enfoque es pragmático y asegura que desafiar a China supone un riesgo que desencadenaría la guerra.
Tras una reunión con su homólogo filipino, Alan Peter Cayetano, Wang ha señalado que los dos países han firmado 22 acuerdos de cooperación en menos de seis meses y que, por primera vez, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Filipinas.
"Nuestros dos países han establecido un mecanismo de consulta bilateral sobre la cuestión del Mar del Sur de China y también un mecanismo de cooperación entre los guardias de la costa", ha señalado Wang. "Si alguien quiere revertir el progreso actual, dañará los intereses de Filipinas y eso no es lo que nos gustaría ver", ha añadido.
Por su parte, Cayetano ha asegurado que la paz y la estabilidad en los mares del sur y del este de China, así como toda la región, es un resultado de la reciente mejora de las relaciones con el gigante asiático. Además, el ministro filipino ha elogiado la iniciativa del presidente chino, Xi Jinping, para unir a los países mediante el desarrollo de las infraestructuras y ha señalado que es "una gran idea en un mundo que busca y espera grandes ideas".
China reivindica como propias la mayoría de las aguas del mar Meridional, ricas en recursos energéticos y pesqueros, y no ha dudado en defender su legitimidad frente al resto de países que también reclaman derechos soberanos: Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam. Las autoridades chinas han llegado a construir islas artificiales y envían patrullas marítimas de forma regular.
Filipinas llevó su caso a La Haya en 2013, en un intento por esclarecer el estatus legal de una serie de arrecifes, rocas e islas artificiales en el banco de arena de Scarborough y en el archipiélago de Spratly, así como por determinar los derechos que tiene cada uno de los países en aguas aledañas.
El tribunal aplica la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar para determinar qué países tienen derecho a explotar ciertas aguas, en base a una generalización que plantea que la soberanía de unas islas garantiza a sus propietarios un radio de acción de hasta 12 millas náuticas.
Manila argumentó durante las vistas que ninguna de las islas o arrecifes de las Spratly son lo suficientemente grandes como para garantizar una zona económica exclusiva (ZEE) de hasta 200 millas náuticas. En cambio, en el caso de Scarborough alega que está incluida dentro de la ZEE correspondiente a la isla de Luzón y, por lo tanto, pertenece a Filipinas.