BEIJING, 6 Abr. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -
España presentó hoy oficialmente su Año en China, con el que espera relanzar su imagen en el país asiático, en una gala que se caracterizó por ciertos nervios iniciales y un resultado final casi brillante, con el que los asistentes se mostraron satisfechos.
"Estoy aquí para presentar un sueño, un viaje de encuentro entre España y China que iniciamos hace muchos años pero en el que ahora queremos recorrer una nueva y fértil etapa", declaró la vicepresidenta española María Teresa Fernández de la Vega, presente desde el lunes en el país asiático, con motivo de la inauguración de este Año, en una visita que se ha caracterizado por contar con una apretadísima agenda de encuentros políticos, sociales y empresariales.
"Ha llegado el momento de que la China de la gran cultura, del pensamiento, la que cedió al mundo inventos indiscutibles capaces de darle un giro a la historia, y mi país, España, cuna de hombres y mujeres valientes, emprendedores y abiertos al mundo, y que también ha escrito grandes páginas para la Humanidad, profundicen sus centenarios lazos", añadió De la Vega.
La mención a los lazos centenarios entre ambos países, así como a sus milenarias culturas, fue referencia constante en los discursos de todos los participantes en el acto, entre los que se encontraron también el ministro de Cultura chino, Sun Jiazheng, el embajador de España en China, Carlos Blasco, así como la directora del Instituto Cervantes en Beijing, Inmaculada González Puy, que se encargó, mitad en castellano mitad en chino, y acompañada por uno de los presentadores del canal en español de la Televisión Central de China (CCTV), el ente público del país, de conducir la gala.
"Los contactos entre China y España se remontan a tiempos lejanos", afirmó por su parte el ministro de Cultura Sun. "Más de mil años atrás, inventos chinos como el papel llegaron a Europa gracias a España. Y a su vez productos como el apio o la zanahoria llegaron hasta nosotros también por España. Todos ellos atravesaron la Ruta de la Seda, paradigma del intercambio entre Occidente y Oriente", afirmó el ministro, que definió este Año como una "continuación de las relaciones" entre ambos estados y se manifestó convencido de que permitirá mejorar "el conocimiento recíproco y la asociación estratégica entre los dos países".
El acto de presentación del Año comenzó con un ligero retraso y algunos problemas de organización, ya que invitados que contaban con entradas reservadas se encontraron con que a la puerta les decían que todos los sitios estaban ya repartidos, ya que no habían recogido su entrada con suficiente antelación. Tras el susto inicial, al final todo el mundo pudo entrar en el teatro de la Ciudad Prohibida, donde se celebraba el acto, y pudo comenzar la función, que arrancó con un vídeo colorista en el que, con música de guitarras de fondo, se presentaron rincones típicos de la geografía españoles, manjares nacionales como el jamón y celebridades como el futbolista Raúl, el piloto Fernando Alonso o el tenista Rafa Nadal.
Al vídeo le siguió la actuación de las gemelas vascas componentes de Ttukunak, que con sus figuras menudas y el sonido de la madera de la txalaparta, tradicionalmente un instrumento tocado por hombres, lograron hacerse con la atención de la sala. Unas maderas que, según bromeó la directora del Instituto Cervantes, se convertían así en símbolo del reencuentro entre España y China, porque las componentes de Ttukunak perdieron su equipaje y con el sus instrumentos, y tuvieron que apañarse con maderos chinos.
A las gemelas Maika y Sara les siguió el trío D3, que con su música de jazz-flamenco representan "la lengua del Mediterráneo, del Atlántico, la lengua de África, de América, de Asua, de Europa. En definitiva, la lengua de la fusión y del mestizaje", según las palabras de la vicepresidenta.
Tras la tradición "versionada" llegó el turno de Amaral como representante de la música pop que borra fronteras. Amaral encandiló a la audiencia explicando, en un escueto chino, que "ésta es la primera que venimos a China y estamos muy contentos", y terminó de conquistarla con su potente voz y canciones que hablaban de "dragones chinos soplando en mis oídos" y de que "este es el momento de olvidar lo que nos separó y pensar en lo que nos une".
Pero el broche final, cómo no, fue para el flamenco, que llegó en esta ocasión representado por la cantaora Marina Heredia, que logró levantar a los asistentes e incluso arrancarles algún "bravo".
"Me ha gustado todo", comentaba uno de los asistentes, el productor Liu Gouhua, que acudió al acto acompañando a unos amigos españoles. "Por ejemplo, me ha parecido muy interesante la percusión con las maderas. Nosotros tenemos algo parecido, con tambores, pero el sonido de la madera lo hacía muy especial. Y a Amaral ya los conocía de antes por mi amigos, y en casa los escucho a menudo", dijo Liu, a quienes los grupos presentes le habían transmitido "mucha energía".
La predilección por Amaral, en una audiencia entre la que se encontraban muchísimos estudiantes de español, fue mayoritaria. "Ya los había escuchado y es lo que más me ha gustado porque entendía la letra", afirmaba una estudiante universitaria. "Me encantan sus canciones, los conozco desde que fui a España a estudiar", afirmaba otra, que sin embargo echó en falta algo de baile: "La estética china y española es muy distinta. La danza china es muy suave, muy tranquila, mientras que el flamenco está lleno de fuerza. Y esa diferencia me atrae", aseguró.