MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades chinas han ralentizado el levantamiento de las restricciones sanitarias en Pekín y Shanghái ante el aumento de casos de COVID-19, sin descartar que puedan volver a adoptarse confinamientos masivos como los que ha venido aplicando el gigante asiático para intentar reducir a cero el número de contagios.
En la capital, este lunes se han notificado 45 casos adicionales, fruto en gran medida de un brote que las autoridades vincular a un bar del distrito de Chaoyang, donde ya ha comenzado un cribado masivo de test que durará unos tres días. También se han cerrado tiendas y restaurantes en la zona de Sanlitun.
En Shanghái, por su parte, el domingo se registraron 37 nuevos positivos, de los cuales cinco corresponden a contagios comunitarios, según la agencia de noticias Bloomberg. La ciudad, que permaneció confinada durante dos meses, volvió a ordenar el cierre parcial el sábado para someter a la población a pruebas generalizadas.
Las autoridades han aplazado en Pekín la reapertura de la mayoría de las escuelas, prevista para este lunes, mientras que en la mayor parte de los barrios de Shanghái se ha prohibido consumir en el interior de los establecimientos de hostelería. En ambas ciudades el patrón epidemiológico ha sido similar, ya que los contagios han aumentado al mismo ritmo en que se han ido reduciendo las medidas de control.
Pese a todo, el presidente chino, Xi Jinping, dejó claro la semana pasada que su Gobierno seguirá ciñéndose a la política de 'casos cero'.