AMÁN 13 Oct. (Reuters/EP) -
Al menos 400 insurgentes sirios han abandonado este jueves las localidades de Hama y Qudsiya, en Damasco, la capital del país, en el marco de un plan de evacuación acordado por el Gobierno y los grupos contrarios al régimen.
El Gobierno ha indicado que las amnistías acordadas suponen un "modelo sobre el que trabajar para establecer la seguridad y la paz" tras cinco años de guerra civil. Sin embargo, los rebeldes han señalado que forzar a los milicianos suníes y a sus familias a abandonar sus hogares podría crear nuevas fronteras demográficas y una mayor tensión sectaria.
Unos 40 autobuses han trasladado a los rebeldes junto a sus familiares, según fuentes locales, que han señalado que se ha producido la evacuación de alrededor de 2.000 personas. "Nos han dado una pequeña opción: o nos marchamos o se desata el infierno", ha indicado Yusef al Hasnawi, un residente de la zona.
Las partes enfrentadas llegaron al acuerdo de evacuación después de que los rebeldes sufrieran en agosto la pérdida de la localidad de Daraya, que constituía uno de los mayores bastiones de los insurgentes en el país y uno de los principales focos del levantamiento contra el presidente sirio, Bashar al Assad.
DESPLAZAMIENTOS FORZOSOS
Poco después de la derrota en Daraya, cientos de rebeldes en las inmediaciones de Muadamiya fueron obligados a abandonar la zona. Por otra parte, el Ejército ha llevado a cabo recientemente una serie de ofensivas en el este del barrio de Guta, un área que se encontraba en manos de los rebeldes desde 2011.
Las fuerzas gubernamentales han atacado en los últimos meses el campo de refugiados palestinos de Jan al Sheeh, que se encuentra en el oeste de Guta. El acuerdo de evacuación ha sido criticado por la ONU, que ha indicado que el pacto establece un peligroso precedente de redistribución forzosa de civiles en áreas sitiadas donde la falta de alimentos ha sido utilizada como arma para provocar la rendición de los rebeldes.
El ministro sirio para la Reconciliación Nacional, Alí Haider, ha destacado que el Gobierno busca que la ONU supervise la evacuación de Qudsiya para confirmar que las treguas a nivel local están logrando pacificar las diferentes zonas de la capital siria.
"La ONU no quiere participar, nosotros no la hemos excluido. Queremos que esté presente al menos como testigo para que vea cómo estamos trabajando y desarrollando este modelo para establecer la paz y seguridad", ha aseverado Haider.
Los detractores del plan de evacuación han denunciado que las áreas principalmente suníes están siendo sustituidas por miembros de la minoría religiosa alauí, a la que pertenecen los Al Assad, así como por familias de los milicianos chiíes que luchan junto al Ejército sirio y cuentan con el apoyo del Gobierno iraní.
"Se trata de desplazamientos forzosos que buscan cambiar la demografía y establecer a los ocupantes iraníes y rusos que apoyan al Gobierno en esos lugares", ha denunciado a través de un comunicado la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria.
Qudsiya y Hama se encuentran en una zona estratégica, junto a la frontera con Líbano. Según miembros de la oposición siria, el partido-milicia chií libanés Hezbolá está consolidando su presencia en el área para asegurar el suministro de armas y milicianos.