MADRID 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los colegios electorales de Nicaragua han cerrado sus puertas este domingo tras once horas de votación, en unas elecciones presidenciales en las que el presidente, Daniel Ortega, es claro favorito para revalidar su mandato.
El presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, ha asegurado que la totalidad de las Juntas Receptoras de Votos han abierto con normalidad, según ha informado el periódico local 'El Nuevo Diario'.
Uno de los que ha acudido durante la jornada ha sido el propio Ortega, candidato a la Presidencia por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quien ha destacado la ausencia de conflicto durante la campaña y la votación.
En sus declaraciones, ha destacado que en las elecciones, en las que también se elegirá al vicepresidente y a los diputados del país, "por primera vez en la historia del país se elige a un 50 por ciento de mujeres y 50 por ciento de varones como diputados".
"Otro hecho que yo diría es inédito en la historia electoral de nuestra patria, es que por primera vez en el proceso electoral se implantó una nueva cultura política, porque aquí los procesos electorales han sido de bochinches (líos) de confrontación y odio", ha dicho.
"Este proceso electoral ha sido totalmente inédito y le agrega un gran valor a la cultura electoral del pueblo nicaragüense y es que estamos aprendiendo, hemos dado el primer paso a llevar estos procesos electorales con mensajes que lleven esperanza a nuestro pueblo", ha apuntado.
Ortega, del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), no tiene rival en estos comicios. La última encuesta publicada, de M&R Consultores, le concede una intención de voto del 69,8 por ciento, 61,7 puntos más que su principal competidor, Maximinio Rodríguez.
Estos números son prueba de la gran popularidad que ha cultivado en la última década y que, de acuerdo con el Latinobarómetro más reciente, le convierten en uno de los líderes más queridos por sus ciudadanos, en contraste con muchos de sus colegas regionales.
El apoyo popular se debe a lo que incluso sus detractores han reconocido como una gestión prudente que le ha permitido combinar los programas sociales que constituyen el sistema de bienestar nicaragüense con el impulso económico.
Ortega ha confeccionado una política fiscal --aplaudida por el Fondo Monetario Internacional (FMI)-- con la que ha conseguido reducir la pobreza 13 puntos porcentuales desde su vuelta al poder, en 2007, al tiempo que ha convertido a Nicaragua en un destino atractivo para la inversión privada.
Además --y a pesar de estar en una región sumida en la violencia--, Ortega ha sabido mantener a raya a las peligrosas pandillas que han devorado los vecinos Honduras, Guatemala y El Salvador, el llamado Triángulo Norte, lo que arroja unos datos de criminalidad relativamente bajos.
Sus alianzas en política exterior también han contribuido a mantener una paz peleada durante décadas. Ortega ha jugado a dos bandas: con la Venezuela bolivariana que le ha abastecido de 'petrodólares' y Estados Unidos, su principal socio comercial.
SIN OPOSICIÓN
Pero esta panorámica de país no explica por sí misma la contundencia de la corriente electoral. Esta vez Ortega concurre sin un candidato opositor capaz de hacerle frente, ya no en las urnas, sino en el debate político ordinario.
Rodríguez, del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), lidera el ranking opositor. Con tan solo un 8,1 por ciento de intención de voto, el ex combatiente de la Contra nicaragüense --fuerza apoyada por Estados Unidos--, solo tiene margen de mejora en el 15,5 por ciento de indecisos.
La oposición denuncia que Ortega se ha encargado de aniquilarla de cara a estos comicios. Para ello se habría valido del Consejo Supremo Electoral (CSE), integrado por diez magistrados elegidos por el Congreso, dominado por el FSLN.
El prominente opositor Eduardo Montealegre, del Partido Liberal Independiente (PLI), perdió la Alcaldía de Managua hace ocho años en unas elecciones locales que el Centro Jimmy Carter --habituado a observar procesos latinoamericanos-- calificó de "fraude confirmado".
El oficialismo dio el jaque mate a Montealegre el pasado verano con un fallo del Tribunal Supremo que le arrebató el control del PLI a favor de Pedro Reyes, una figura cercana al 'sandinismo'. La estrategia culminó cuando el Tribunal Electoral despojó de sus escaños a 28 diputados de la formación opositora por mantenerse fieles a su antiguo líder.
La Coalición Nacional por la Democracia (CND), debilitada por la pugna interna del PLI, uno de sus integrantes, fue decapitada igualmente este verano después de que el Tribunal Supremo anulara la candidatura presidencial de Luis Roberto Callejas, tras lo cual la CND decidió retirarse definitivamente.
Ante la arremetida oficialista, el núcleo opositor ha llamado a un boicot electoral como punto de partida para la "lucha cívica". "Ortega ha demostrado un profundo desprecio al pueblo, creyendo que impidiéndole ir a votar por la única opción opositora podrá lograr que toda la nación se resigne a vivir en dictadura", ha espetado Montealegre.
Hasta la Iglesia Católica, a la que Ortega había conseguido acercarse estos años con un discurso religioso, ha alertado sobre "todo intento por crear las condiciones para la implementación de un régimen de partido único en el que desaparezca la pluralidad ideológica".