MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
Cinco años después del devastador terremoto y posterior tsunami que golpeó Japón y desencadenó la peor tragedia nuclear en la historia del país, miles de familias y ancianos continúan desplazados sin poder regresar a sus casas y dependen de la ayuda de organizaciones humanitarias como Cruz Roja.
Más de 16.000 personas murieron como consecuencia del desastre ocurrido el 11 de marzo de 2011, mientras que más de 470.000 se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Actualmente, según ha informado este jueves la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), unas 170.000 siguen viviendo en alojamientos temporales o alquilados o se han trasladado para empezar una nueva vida en otros puntos del país.
"Mientras muchos jóvenes se han seguido adelante en busca de nuevas oportunidades, muchas personas ancianas han quedado atrás en alojamientos temporales", ha explicado el presidente de la Cruz Roja Japonesa y de la FICR, Tadateru Konoé.
"A medida que estos lugares de alojamiento temporal se vacían, los que quedan son más vulnerables y están más solos, mientras sus comunidades se rompen", ha añadido, subrayando que por ello "los voluntarios de la Cruz Roja siguen desempeñando un importante papel en respaldar a esta frágil población".
Dada la magnitud sin precedentes de la tragedia, la reconstrucción de las zonas devastadas llevará años. En el caso de la zona afectada por la contaminación ocasionada por central nuclear de Fukushima, más de 100.000 familias han visto imposibilitado su regreso, si bien en los últimos tiempos algunas han conseguido visitar sus hogares de forma temporal.
En estos cinco años, la Cruz Roja Japonesa ha acompañado a estos evacuados y les ha ayudado organizando actos sociales pero también ofreciendo servicios médicos, además de contribuir a la reconstrucción.
Además, con el apoyo de la FICR, ha establecido un Centro de Recursos sobre el Desastre Nuclear cuyo objetivo es mejorar la preparación de la comunidad ante futuros desastres de este tipo. El centro cuenta con una biblioteca digital en el que están las experiencias y lo aprendido por el personal de Cruz Roja que respondió tras el desastre nuclear de Fukushima. En base a ello, se está elaborando un manual operativo para el futuro.