MADRID, 9 Feb. (Por Isabel Gomes, directora de Operaciones Humanitarias de World Vision) -
Haití, Nepal, Indonesia, Siria, Turquía. World Vision no es ajena a la respuesta a grandes terremotos que matan a cientos o miles de personas, destruyen infraestructuras y derriban hogares. Nos afligimos cada vez que ocurre uno. Nuestro personal y sus familias a menudo también se ven afectados. Pero con cada uno de ellos aprendemos más sobre la mejor manera de responder a esta devastadora fuerza de la naturaleza.
Algunas de las lecciones más importantes que hemos aprendido son:
CUIDAR A NUESTRO PERSONAL
Muchos de los empleados y voluntarios de World Vision son locales. Existe el peligro de olvidar que sus hogares también pueden estar dañados o destruidos, y sus familias desplazadas y angustiadas. En medio del caos, cuidar del personal para que pueda cuidar de los demás es clave para una respuesta eficaz y sostenida. No hacerlo perjudica al activo más valioso: el personal.
EVALUAR LAS NECESIDADES Y COORDINAR
En las primeras horas y días trabajamos con las autoridades locales, otras ONG y la ONU, y hablamos con las propias comunidades para identificar las necesidades y carencias. El contexto importa. Si las tiendas y las carreteras siguen funcionando, entregar dinero en efectivo a los supervivientes puede ser mejor que
transportar alimentos en camiones y atascar las carreteras. La coordinación es fundamental.
Entregar ayuda por partida doble a unas personas y no entregarla a otras supone una pérdida de ayuda y de tiempo, razón por la cual las agencias de ayuda humanitaria, el gobierno y la ONU colaboran estrechamente.
GARANTIZAR LA PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS
Aunque es vital hacer llegar la ayuda a los supervivientes, los niños y niñas necesitan cuidados especiales para hacer frente a los impactos invisibles de los terremotos que pueden dejarles mental y emocionalmente marcados por lo que han vivido. Esto significa proporcionarles espacios seguros para jugar y recuperar la sensación de normalidad, además de apoyo psicosocial y estímulo educativo.
Estos espacios también ayudan a minimizar el riesgo de que los niños y niñas sufran violencia. Además, mantienen a los niños alejados de quienes podrían aprovecharse de su extrema vulnerabilidad, que se traduce en trata, abusos sexuales y matrimonios precoces.
ASOCIARSE CON LA POBLACIÓN LOCAL
Los primeros en responder a las emergencias son siempre los habitantes de la zona. Conocen el idioma, el contexto y tienen contactos. La idea de que los forasteros acudan al rescate y tomen el relevo no es algo que las ONG quieran promover. En la medida de lo posible, las agencias quieren asociarse con organizaciones locales, apoyar sus esfuerzos y desarrollar sus capacidades, para que la sociedad civil local salga de una emergencia más fuerte y mejor equipada para hacer frente a las catástrofes.
LOS SUPERVIVIENTES NO SON VÍCTIMAS
Esto significa, siempre que sea posible, dar dinero en efectivo para que los supervivientes puedan gastar su dinero en lo que más necesitan y entregar artículos especializados y asistencia para satisfacer necesidades únicas, como
productos de higiene femenina para las mujeres, ayuda específica para las personas con discapacidad, entrega de mensajes de salud pública y protección de la infancia o proporcionar capacitación para aquellos que tratan de reconstruir sus vidas.
También significa escuchar a los supervivientes para que puedan decir a las ONG lo que están haciendo bien o no tan bien, de modo que se puedan hacer ajustes.
Sólo gracias a la generosa ayuda de los donantes podemos entrar en acción y satisfacer las necesidades de los afectados por estos terribles sucesos. Sólo gracias a la valentía y el compromiso de nuestro personal, y de las personas con las que colaboran, sobre el terreno podemos satisfacer juntos las abrumadoras necesidades de los niños y niñas afectados y sus comunidades.