Colombianos abandonan San Antonio del Táchira (Venezuela)
JOSE GOMEZ / REUTERS
Actualizado: viernes, 28 agosto 2015 0:00


SAN ANTONIO DEL TÁCHIRA (VENEZUELA), 28 (Reuters/EP)

La última crisis entre los gobiernos de Venezuela y Colombia ha llevado a un cierre fronterizo que ha vaciado de bullicio los pueblos de la línea limítrofe, dejando auténticas ciudades fantasma que esperan ansiosas la vuelta a la normalidad.

San Antonio del Táchira, en el lado venezolano de la frontera, es uno de los mejores ejemplos. Otrora ensordecida por los ruidos de los coches y las motos cruzando el puente internacional que desemboca en sus calles, ahora ha sido silenciada.

En sus calles solamente se vislumbran las figuras de los militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha ordenado desplegar para evitar la incursión de criminales colombianos.

La razón es que casi 2.000 colombianos han sido deportados esta semana por el Gobierno venezolano, a lo que se suman otros miles que vivían legalmente en el país vecino y han tomado la decisión de huir voluntariamente para evitar actos de represalia en su contra.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha reprochado esta actitud de las autoridades venezolanas y ha exigido "respeto a los Derechos Humanos" de sus compatriotas, pero sus palabras no han conseguido frenar el éxodo masivo.

Maduro ha asegurado que las acciones de su Gobierno están dirigidas únicamente contra los criminales, no contra los cinco millones de colombianos que viven en Venezuela, consciente de que "algunos vienen huyendo de la guerra".

LOCALES VACÍOS

Los comercios están prácticamente cerrados, a pesar de la amenaza del gobernador del estado venezolano de Táchira, José Vielma Mora, de "romper las cadenas y los candados de los que no estén abiertos" para garantizar la sensación de normalidad.

"Llevo una semana que no utilizo la caja registradora", ha contado a Reuters Carolina León, de 28 años, cuya familia ha sido propietaria de una tienda de bolsos y ropa durante 15 años, cuyos principales clientes eran colombianos.

La Cámara de Integración Económica Venezolano-Colombiana (Cavecol) ya ha alertado de que el cierre fronterizo profundizará la caída del comercio binacional, que en lo que va de año ya ha retrocedido un 40 por ciento.

"Hacemos un llamamiento al entendimiento, al trabajo en conjunto en pro de la resolución pacífica de cualquier desavenencia que se presente" entre ambos países", ha dicho Cavecol en un comunicado publicado en su página web.

ESTRATEGIA POLÍTICA

Desde la oposición venezolana alertan de que el cierre de la frontera obedece a una estrategia política del 'chavismo' para centrar la atención en el exterior y diluir la crítica evitando con ello la derrota en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.

"Maduro ha desatado una persecución contra los colombianos porque él quiere desviar la atención de la profunda crisis que tiene el país", ha sostenido el diputado opositor Walter Márquez, en uno de los pocos cafés abiertos en San Antonio del Táchira.

El Palacio Miraflores afirma que su objetivo es frenar la infiltración de paramilitares colombianos y el contrabando, al que responsabiliza del desabastecimiento en la frontera, si bien la escasez de productos básicos afecta a todo el territorio venezolano.

CRISIS BILATERAL

La tensión entre Colombia y Venezuela se ha disparado desde el 19 de agosto por al ataque que tres miembros de la FANB sufrieron por parte de presuntos paramilitares desde el lado colombiano.

En respuesta, Maduro ordenó el cierre de los pasos fronterizos de San Antonio del Táchira y Ureña durante 72 horas, pero el domingo lo renovó y declaró el estado de excepción durante 60 días en algunos municipios de la línea limítrofe.

El dirigente izquierdista ha ordenado igualmente "tomar medidas extraordinarias" para "extirpar la raíz criminal en la frontera" que pasan, principalmente, por mantener "al máximo nivel" la presencia policial y militar en la zona.

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