El clima errático no da tregua a los productores de granos básicos de Nicaragua

José Santos Rivera en su parcela de maíz pocos días después que el huracán Iota la destruyera
José Santos Rivera en su parcela de maíz pocos días después que el huracán Iota la destruyera - PMA/SABRINA QUEZADA ARDILA.
Publicado: sábado, 23 octubre 2021 8:27

Dos años de lluvias excesivas y escasas han puesto contra las cuerdas a los agricultores

MADRID, 23 Oct. (Por Sabrina Quezada Ardila, Programa Mundial de Alimentos) -

Yuneilyn Córdoba y José Santos Rivera, dos pequeños productores en Quilalí, al norte de Nicaragua, han sufrido los efectos extremos del clima errático.

En noviembre de 2020, el huracán Iota desbordó un río cercano que destruyó sus parcelas de maíz y frijoles. En 2021 sus cultivos fueron destrozados, pero esta vez por la falta de lluvia.

"El año pasado todo quedó enterrado en el lodo. Este año tenemos un descontrol con el maíz. Muchas plantas no nacieron, otras se quedaron pequeñas y no produjeron nada", dice Córdoba.

Los agricultores están sintiendo cada día más las perturbaciones del clima sobre su trabajo. Las constantes pérdidas de cultivos reducen sus ingresos y afectan la seguridad alimentaria de sus hogares. Sus comunidades han experimentado la muerte de familiares y amigos, daños a la infraestructura y la pérdida medios de vida.

"Lo que está pasando actualmente con la producción es algo que nunca se había visto en la historia. Nunca habíamos tenido estos períodos de siembra", señala Elvis Centeno, técnico de la Cooperativa 20 de Abril. Por ejemplo, explica Centeno, tradicionalmente se siembra en mayo, pero no llovió. Comenzó a llover a mediados de junio y entonces sembraron.

El atraso en la siembra de primera afecta también los dos ciclos restantes del año (postrera y apante) y, por ende, la pérdida de cosecha deja también sin semilla a los agricultores que por lo general reservan una parte de su producción para el siguiente periodo.

SEGURO AGRÍCOLA PARA PEQUEÑOS AGRICULTORES

Una de las acciones que está impulsando el PMA es un proyecto piloto de seguro agrícola para 309 pequeños productores de granos básicos y vegetales de cinco organizaciones (16 varones y 142 mujeres). El seguro cubre pérdidas ocasionadas por el clima --vientos fuertes, inundaciones, humedad, sequía, granizo-- y riesgos biológicos --enfermedades del cultivo y plagas, entre otros--.

En Quilalí, por primera vez 50 pequeños agricultores de la Cooperativa Multifuncional de Fondos Comunitarios (COMFOC) adquirieron su póliza de seguro, entre ellos Rivera y Córdoba. Ambos esperaban obtener una producción de 60 quintales, pero por la falta de lluvia estiman que solo cosecharán unos 10. Las pérdidas serán pagadas por el seguro.

"Estamos comprometidos en que más productores sepan que existe el seguro agrícola, porque ellos no lo conocen. Las pérdidas de cada productor serán presentadas a la aseguradora que les reembolsará en efectivo el 80% de lo que invirtieron en su parcela", explicó Romel Meneses, gerente de la cooperativa.

Este programa piloto es financiado por la Unión Europea como parte del Programa 'Impulsando la Seguridad Alimentaria y Nutricional a través de la Resiliencia Económica', que desarrolla el PMA con 20 organizaciones de pequeños agricultores del norte del país para mejorar la producción de granos básicos y su acceso a nuevos mercados.

"A nivel local estamos trabajando con 25 cooperativas y asociaciones de pequeños productores para impulsar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático", dijo la representante del Programa Mundial de Alimentos, Giorgia Testolín. "También acompañamos a las autoridades nacionales en acciones para la gestión integral del riesgo de desastres", agregó.

Las cooperativas brindan a los participantes del proyecto piloto de seguro agrícola asistencia técnica y acompañamiento para realizar labores de protección del medio ambiente, como obras de conservación de suelos y aguas y la reforestación de fuentes hídricas. También apoyan la rehabilitación de pozos para reducir el desabastecimiento de agua que ocurre en el verano en la zona.

"La meta de la cooperativa es guiar a estos 50 productores en este piloto para que después ellos obtengan directamente el seguro agrícola, por su cuenta. Esperamos que vean el seguro como una inversión más que pueden pagar con un poquito de la cosecha, que se las asegura toda", expresó Meneses.

Córdoba afirma que una vez que termine el programa piloto ella continuará pagando por su cuenta los 28 dólares que cuesta asegurar su manzana de cultivo. "Es buenísimo tener este seguro. Si el año pasado lo hubiéramos tenido no hubiéramos perdido tanto", explicó.

Cuando la aseguradora le pague la póliza, Córdoba espera guardar el dinero para continuar trabajando el próximo año en lo que más ama: la agricultura. Rivera, quien se encuentra a su lado, asiente con la cabeza. Trabajar la tierra y producir alimentos está en su sangre, en sus vidas y es su esperanza.

(Esta historia fue publicada originalmente en el siguiente enlace: https://es.wfp.org/historias/el-clima-erratico-no-da-tregua-...)

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