MESEBERG (ALEMANIA), 5 (DPA/EP)
Los miembros de la coalición tripartita de Gobierno en Alemania comienzan este domingo un encuentro de dos días en el palacio barroco de Meseberg, en Brandeburgo, para abordar una multitud de temas que han erosionado las relaciones entre el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el liberal FDP.
En particular estos dos últimos, los dos socios menores de la coalición, han protagonizado constantes enfrentamientos en público durante las últimas semanas y la derrota del FDP en las recientes elecciones en el estado federado de Berlín no ha hecho sino aumentar la presión.
El canciller alemán, Olaf Scholz, espera que la reunión transmita una señal de confianza a los ciudadanos a pesar de las diferencias internas.
"En primer lugar, hablaremos de cómo una sociedad que tiene tanto por delante puede tener y mantener la confianza", ha explicado al inicio de un encuentro para "debatir algunas cuestiones fundamentales que son muy importantes para el futuro de nuestro país y que creemos que merece la pena debatir con un poco más de tranquilidad".
El canciller sostuvo que con la invasión rusa a Ucrania de fondo, el país se encuentra "actualmente en un gran momento de turbulencias".
En el orden del día oficial de la reunión del gabinete del domingo y el lunes, no obstante, no hay ni rastro de las cuestiones problemáticas. En cambio se incluyen temas como las "Perspectivas económicas de Alemania y Europa en la nueva era" con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, o la "Hoja de ruta para la transición energética 2030".
Pero un retiro de este tipo, con pernoctación incluida en el palacio que el Gobierno federal usa como casa de huéspedes, es también una oportunidad para, al menos, acercar posturas en temas de controversia.
El portavoz del Gobierno, Steffen Hebestreit, lo expresó así la semana pasada: "Por supuesto, en la calma y el tiempo disponibles al margen de estas reuniones, también existe la oportunidad de aclarar mutuamente una o dos cuestiones al margen en las que pueda haber ligeras fricciones".
Uno de los motivos de este clima tenso es que el líder del FDP, Christian Lindner, presentará el 15 de marzo los puntos clave del presupuesto del año que viene. Como de costumbre, sus colegas de gabinete quieren más dinero del que el ministro de Finanzas está dispuesto a concederles. Se dice que las peticiones adicionales suman 70.000 millones de euros (74.500 millones de dólares).
La subida de los tipos de interés, el freno de la deuda que hay que cumplir de nuevo y la negativa del FDP a engrosar los ingresos subiendo los impuestos limitan el margen de maniobra.
Ya se sabe que el nuevo ministro de Defensa, el socialdemócrata Boris Pistorius, recibirá más dinero. A Los Verdes, sin embargo, les preocupa que no quede suficiente para sus proyectos de política social y climática.
También existen diferencias en torno a la asignación básica por hijo, así como sobre la calefacción de gas y gasóleo. En realidad, los socios ya habían acordado el año pasado que, a ser posible, a partir de 2024 solo se podrán instalar sistemas de calefacción que funcionen en un 65 por ciento con energías renovables.
Pero los liberales temen que la normativa para una mayor protección del clima sobrecargue económicamente a muchos propietarios de viviendas y dispare los costes de construcción.
Presionada por el Gobierno alemán, la UE aplazó la votación sobre la eliminación progresiva del motor de combustión interna en los vehículos de nueva matriculación a partir de 2035. El FDP exige una propuesta de la Comisión Europea sobre cómo utilizar combustibles sintéticos neutros para el clima.
El SPD, mientras, se muestra molesto y acusa a los liberales de querer salvar el motor de combustión cuando la industria ya va mucho más adelantada.
Otro punto de debate es el ritmo de construcción de nuevas autopistas, que el FDP quiere acelerar, algo que rechazan Los Verdes.
Finalmente Scholz y su ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), están enfrentados en materia de diplomacia. A muchos en el SPD les disgusta que Baerbock sea a menudo tan directa en la escena internacional.
Cuando la ministra pidió cohesión a los aliados occidentales en el Consejo de Europa, dijo: "Estamos librando una guerra contra Rusia, no unos contra otros". Scholz se sintió obligado a aclarar de inmediato esta afirmación y puntualizar que Alemania no está en guerra. "Es una guerra entre Rusia y Ucrania", acotó.