Un niño yemení que sufre desnutrición infantil
REUTERS / KHALED ABDULLAH
Actualizado: viernes, 22 septiembre 2017 9:03

Pese a la llegada de más alimentos y al incremento de la ayuda del PMA, millones siguen sin poder permitirse comprar comida

MADRID, 22 Sep. (EUROPA PRESS) -

Comer es un lujo que cada vez se pueden permitir menos yemeníes y ello pese a que en los últimos meses ha mejorado la llegada de alimentos al país, escenario de un conflicto que ha provocado la mayor crisis alimentaria actual y dejado a millones de personas al borde de la hambruna.

Según la última evaluación de necesidades realizada por la ONU en julio, hay 20,7 millones de personas necesitadas de algún tipo de asistencia o protección para cubrir sus necesidades básicas, incluidos 9,8 millones gravemente necesitados, lo que supone un 10 por ciento más que cuando se hizo la anterior estimación en octubre de 2016.

Actualmente hay 17 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, es decir, que no saben si podrán comer o de dónde sacarán su próxima comida, un 21 por ciento más que hace casi un año y que representan casi dos tercios de la población. De ellas, 6,8 millones se encuentran al borde de la hambruna. Además, 1,8 millones de niños sufren desnutrición, de los que 385.000 padecen desnutrición aguda severa, lo que les sitúa a un paso de la muerte.

De acuerdo con el último informe de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en agosto se produjo una leve mejora en cuanto a la disponibilidad de alimentos en los mercados en muchas provincias, debido en parte al aumento de las importaciones en el primer semestre. En concreto, en julio se importaron un 25 más de alimentos que en junio y un 29 por ciento más que la media de los seis primeros meses del año.

EL PMA DUPLICA LAS PERSONAS ASISTIDAS

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) consiguió asistir a una cifra récord de siete millones de personas en agosto, el doble de los 3,5 millones que recibieron ayuda en enero. No obstante, la falta de financiación adecuada hizo que solo la mitad de estas personas recibieron una ración completa, mientras que el resto solo recibió el 60 por ciento de la ración.

"Estamos haciendo todo cuanto está en nuestra mano para ayudar a erradicar el hambre en Yemen", asegura el director del PMA en el país, Stephen Anderson. "Siempre y cuando recibamos suficiente financiación, así como la colaboración de todas las partes involucradas en el conflicto para asegurar el acceso regular a los yemeníes más necesitados, podemos consolidar los logros recientes y seguir salvando muchas vidas", subraya.

Pese a estos datos, sin duda una buena noticia teniendo en cuenta que Yemen ya dependía en gran medida de la importación de alimentos antes de la guerra para sostener a su población, millones de yemeníes no cuentan con dinero suficiente para cubrir sus necesidades alimenticias básicas.

La mayoría de los yemeníes viven de la agricultura, la ganadería y la pesca, sectores todos ellos que se han visto gravemente afectados por el conflicto que desde marzo de 2015 enfrenta al Gobierno del presidente Abdo Rabbu Mansur Hadi, apoyado por una coalición liderada por Arabia Saudí, y los rebeldes huthis, respaldados por el expresidente Alí Abdulá Salé e Irán. Esto ha hecho no solo que las familias se hayan quedado sin sus medios de vida, sino también sin su sustento alimenticio y el de otros.

EL 78% DE LOS HOGARES, PEOR QUE HACE DOS AÑOS

De acuerdo con la OCHA, alrededor del 78 por ciento de los hogares están peor económicamente que hace dos años. A esto ha contribuido el que desde 2016 el Estado suprimió la ayuda que daba a los hogares más pobres y de la que se beneficiaban ocho millones de personas.

Además, los alrededor de 1,25 millones de funcionarios públicos llevan también casi un año sin cobrar sus suelos, con el impacto que ello tiene para sus familias.

"Tenía una vida decente y nunca pedía nada a nadie", cuenta Ibrahim, un contable que lleva 10 meses sin cobrar su salario y que vive, junto a su madre diabética y sus cuatro hijos, principalmente de la caridad y de la ayuda de familiares lejanos. "Mis familiares me han apoyado en este momento crítico y les estoy agradecido, pero como principal sustento para mi familia, depender de la caridad ha minado mi dignidad", reconoce.

Najat, profesora, y su marido, funcionario, llevan ocho meses sin cobrar su salario íntegro, sino que reciben la mitad junto con vales para comida y ropa, pero no es suficiente para poder pagar el alquiler y tienen que pedir prestado dinero a familiares y amigos. Desesperados, están buscando la manera de abandonar Yemen.

"Estamos buscando una salida", cuenta Najat, madre de dos hijos. "Aquí no tenemos future, estoy cansada de aferrarme a una esperanza falsa, quiero tener una vida sencilla en un entorno seguro y saludable para mis hijos. Aquí, me siendo como una prisionera intentando escapar. No sé qué hemos hecho para merecer este sufrimiento", se lamenta.

EL BROTE DE CÓLERA NO HA PASADO

En este panorama tan desalentador es en el que se ha producido el mayor brote de cólera hasta la fecha. En total, según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han registrado casi 705.000 casos y más de 2.000 muertos desde finales de abril.

Según la OCHA, "el brote está lejos de haber terminado" puesto que en agosto se produjo "un significativo incremento de casos sospechosos de cólera" en algunos distritos de siete provincias. Preocupa especialmente la situación en las provincias de Hodeida, donde el incremento fue del 40 por ciento, Ibb y Adén.

La OMS, que está investigando el motivo de este aumento, ha subrayado que esto demuestra que se podría producir un rebrote, especialmente teniendo en cuenta los debilitado que está el sistema sanitario del país, después de que buena parte de las instalaciones hayan resultado destruidas o dañadas.

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