Comparece el líder de una secta en Kenia acusado de matar a más de 430 personas en Shakahola

Archivo - El ministor del Interior de Kenia, Kithure Kindiki, ante el comité que investiga la masacre de Shakahola
Archivo - El ministor del Interior de Kenia, Kithure Kindiki, ante el comité que investiga la masacre de Shakahola - MINISTERIO INTERIOR DE KENIA - Archivo
Publicado: lunes, 12 agosto 2024 21:43

MADRID 12 Ago. (EUROPA PRESS) -

Paul Mackenzie, autoproclamado líder de una secta del condado de Kilifi, ha comparecido este lunes ante un tribunal de Mombasa acusado de homicidio involuntario tras la muerte de más de 430 personas que ayunaron hasta la muerte en Shakahola, en el sur de Kenia.

Mackenzie, que será juzgado junto a otros 94 acusados, se enfrenta también a cargos por terrorismo y abuso de menores. La Fiscalía presentará a lo largo del proceso, que se extenderá hasta el jueves, numerosas pruebas documentales y contará con los testimonios de hasta 90 testigos.

"Este caso es sobre la explotación de la fe, la erosión de la humanidad y el escalofriante coste de la devoción ciega", ha señalado el subdirector de la Fiscalía, Peter Kiprop, durante la audiencia, según ha recogido el diario keniano 'The Nation'.

Por otro lado, la Fiscalía ha abierto una investigación sobre la muerte de una de las acusadas, Mary Charo Mbita, en prisión preventiva en circunstancias que aún están por determinar. El fallecimiento lo ha dado a conocer ante la corte un responsable de la oficina del Ministerio Público.

Los principales líderes de la secta instaron a los adeptos a practicar el ayuno hasta la muerte bajo la promesa de que se encontrarían con Jesucristo en una nueva vida. Durante meses, las autoridades realizaron excavaciones y exhumaciones en grandes extensiones de bosque, donde se encontraron más de 430 cuerpos.

El presidente de Kenia, William Ruto, describió a Mackenzie como un "terrible criminal", mientras que su Gobierno anunció que convertirá el bosque en un "memorial nacional" para las víctimas. Por su parte, el ministro del Interior, Kithure Kindiki, consideró la masacre como "la peor brecha de seguridad en la historia del país".

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