La comunidad bahaí, víctima de la persecución en Irán

MADRID, 28 Nov. (Sergio García, director de la Oficina de Asuntos Públicos de la Comunidad Bahaí de España) -

La comunidad bahaí de Irán continua recibiendo el apoyo de numerosos organismos y autoridades mundiales, entre ellos el relator oficial de la ONU, Ahmad Sahid, la premio Nobel Shirin Ebadi, el director de cine Reza Allamehzadeh, profesores norteamericanos, líderes anglicanos en Reino Unido, Amnistía Internacional y la Asociación Iraní pro Derechos Humanos a través de una serie de campañas internacionales con el objetivo de forzar al Gobierno iraní a detener la deliberada y constante persecución a la que los está sometiendo desde el establecimiento de la República Islámica en 1979.

La última ola de represión es económica. Se les obliga a cerrar sus comercios --pequeños negocios de objetos para el hogar, piezas de coches, boutiques-- han sido sellados a lo largo de los meses de abril y mayo de este año. Desde 2007, la Comunidad Internacional Bahaí ha documentado al menos 780 incidentes de persecución económica, el equivalente a dos a la semana en los últimos ocho años. Y estos son sólo los casos que se han podido documentar dada la dificultad de obtener información precisa sobre la violación de los Derechos Humanos en Irán.

Sin embargo, la persecución económica es simplemente una línea de acción más dentro de un plan estratégico global por erradicar del país a esta minoría religiosa. Ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, encarcelamientos sin cargos probados, juicios sumarios, expulsiones de universidades, destrucción de cementerios y de lugares sagrados, confiscaciones de propiedades y hogares, campañas de incitación al odio por parte de los medios de comunicación oficiales, congelamiento de cuentas bancarias, imposibilidad de acceder a los puestos públicos, por mencionar algunas. Son todas diferentes facetas de dicho plan, perfectamente documentado tanto por la Comunidad Internacional Bahaí como por organismos internacionales como la misma Naciones Unidas.

Un elemento a destacar es la actitud de resiliencia constructiva que muestran los bahaíes iraníes --más de 300.000-- frente a la opresión. Abandonando la típica autoimagen de víctima, se remontan por encima de la adversidad para trabajar por su país, con enfoques constructivos e inspirando a otros.

Ya sea promoviendo la educación de las nuevas generaciones, implicándose en el discurso público, o estableciendo procesos de desarrollo comunitario, social, económico, moral y espiritual como una fuerza de cambio en el país. De este modo, se han ganado la estima de sus compatriotas, antaño engañados por la información tergiversada publicada por el Gobierno. Su no implicación en política partidista les permite relacionarse con todos los sectores comprometidos con el futuro de Irán.

CAMPAÑAS

También los políticos de España --de Cataluña, del Congreso y Senado, de organismos autonómicos y locales-- siguen manifestándose en su apoyo. Sin embargo, son las organizaciones civiles las que han tomado la batuta en una serie de campañas por los bahaíes de Irán. Una de las más destacadas es "La educación no es un crimen" (www.notacrime.me), una iniciativa del periodista y cineasta canadiense-iraní Maziar Bahari.

Esta campaña se está llevando a cabo en todo el mundo en dos etapas. La primera consiste en la proyección del documental "Encender una vela", que describe la situación del Instituto Bahaí de Estudios Superiores, una iniciativa informal de la comunidad bahaí de Irán para que sus jóvenes, a quienes se les impide ir a la universidad, puedan acceder al conocimiento y educarse. En España se han realizado múltiples proyecciones en Universidades y centros públicos.

La segunda etapa, "Paint the change", es una campaña internacional de artistas que en espacios públicos pintan murales reflejando la situación educativa de los bahaíes en Irán. Estas acciones están siendo grabadas por todo el mundo. Madrid y Barcelona, inicialmente, también tendrán varios artistas elaborando los murales.

Los bahaíes de todo el mundo trabajan por una sociedad justa, pacífica, sostenible, unida en la diversidad y próspera en todo sentido. Aprender las dinámicas de la acción colectiva, del compañerismo sin prejuicios, en un contexto marcado por la competición y el conflicto, es una de las claves.