MADRID 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los estadounidenses, en general, y la comunidad hispana, en particular, tienen este martes una cita clave en las elecciones de mitad de mandato o 'midterms', en las que se elige una batería de cargos entre los que destaca la renovación total de la Cámara de Representantes y parcial --una tercera parte-- del Senado.
Las elecciones de este año ya han supuesto un récord en términos de voto hispano y previsiblemente no será el único. Nunca antes la población de esta comunidad había sido tan alta, hasta el punto de que ya representa el 17 por ciento del total, lo que supone en términos netos alrededor de 60 millones de personas.
El 61 por ciento de los hispanos son menores de 35 años, según datos del Pew Research Center que dejan entrever un futuro crecimiento poblacional. El número de hispanos menores de 18 años se disparó un 22 por ciento entre los años 2006 y 2016 y la media de edad ronda los 28 años, 15 menos que en el caso de la población general.
A las elecciones de este 6 de noviembre están convocados 29 millones de hispanos, un 12,8 por ciento del total de electores, pero si se cumplen las estadísticas solo una pequeña proporción de ellos acudirá a votar, advierte el Hispanic Council. En las últimas 'midterms', acudió a las urnas poco más de una cuarta parte del electorado.
La investigadora del Pew Research Center Ana González Barrera ha citado como principales factores de la alta abstención, la concentración del voto hispano en zonas que no siempre son "batalla" entre los distintos partidos, el desinterés general en los comicios y el gran número de jóvenes.
Una encuesta publicada por 'The Wall Street Journal' y NBC News refleja que los hispanos son uno de los colectivos menos interesados en las 'midterms', solo por detrás de los jóvenes. En concreto, solo un 43 por ciento consideran relevante una votación que, en términos generales, genera poco interés a la población norteamericana media.
En esta ocasión, los expertos perciben una movilización mayor, aunque no se atreven a hacer pronósticos, entre otras razones porque no hay datos claros sobre el voto anticipado.
LA INMIGRACIÓN NO DESTACA EN LOS SONDEOS
González Barrera ha advertido de que los latinos no se mueven necesariamente por inclinaciones distintas a las de otras comunidades, hasta el punto de que no detecta una correlación causa-efecto entre el endurecimiento de la retórica anti inmigración del presidente, Donald Trump, y un repunte del voto hispano hacia los demócratas.
En este sentido, en un encuentro con medios en Madrid ha recordado que economía, salud y educación son las tres preocupaciones más citadas por los hispanos en los sondeos. La inmigración, con todo lo que ello conlleva, figura por detrás, en un puesto relevante pero no siempre clave a la hora de castigar o premiar a un determinado candidato.
Al desinterés se suman también los problemas que suelen tener ciertas minorías para participar en el proceso, comenzando por el mero registro. La identificación, controlada por cada uno de los estados, no siempre es fácil y un 27 por ciento de las personas entrevistadas en un reciente sondeo del Pew Research Center considera que los hispanos no tienen la misma capacidad de acceso al sistema.
Según el centro de estudios, en las tres últimas elecciones legislativas los hispanos han votado en un 60 por ciento al candidato demócrata, una cifra que es mayor entre los jóvenes y las mujeres. Sin embargo, esta preferencia no siempre sirve, ya que en estados como Texas el voto se inclina hacia el Partido Republicano.
Un 63 por ciento de los electores hispanos consultados en una encuesta de septiembre preveían votar demócrata este martes, frente al 29 por ciento que se inclinaba por opciones republicanas.
La aprobación de Trump en este colectivo es de apenas un 22 por ciento y un 47 por ciento piensa que la situación general es peor ahora que hace un año, niveles sin precedentes desde la crisis financiera del año 2008, ha advertido González Barrera.