MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
El exlíder miliciano libio ha sido condenado este martes por cargos de terrorismo a raíz del ataque perpetrado el 11 de septiembre de 2012 contra el consulado estadounidense en la localidad de Benghazi, si bien ha sido absuelto de los más graves.
Ahmed Abú Jatalá, de 46 años, fue la primera persona imputada y juzgada por estos ataques, que se saldaron con la muerte de cuatro estadounidenses, entre ellos en entonces embajador del país norteamericano en Libia, Christopher Stevens.
Abú Jatalá ha sido condenado por dar apoyo material a terroristas, destruir propiedad, portar un arma y poner en peligro vidas de miembros de la misión estadounidense, por lo que se expone a una pena de hasta 60 años de cárcel.
Sin embargo, ha sido absuelto de otros catorce cargos, después de que la Fiscalía reconociera que no hay pruebas de que realizara disparos o incendiara los edificios, insistiendo sin embargo en que ayudó a coordinar los ataques.
En la noche de los ataques, hombres armados irrumpieron en el complejo diplomático y lo incendiaron, matando a Stevens y a Sean Smith, un empleado del Departamento de Estado.
Horas después, los milicianos atacaron una base cercana de la CIA con proyectiles de mortero y armas ligeras, matando a los contratistas de seguridad Tyrone Woods y Glen Doherty.
El jurado ha podido ver una gran cantidad de grabaciones de las cámaras de seguridad del complejo, en las que Abú Jatalá no aparece hasta que no finaliza el asalto. La Fiscalía aseguró que el líder miliciano estuvo en la zona también antes del ataque.
Por su parte, la defensa puso en duda los registros telefónicos presentados por la acusación, resaltando que, de ser creíbles, demostrarían que Abú Jatalá no estaba en la zona en el momento del ataque.
Asimismo, cuestionó que pudiera identificarse a alguien a través de las grabaciones de seguridad, acusando a los testigos libios del caso de ser enemigos de Abú Jatalá y de haber recibido pagos de parte del Gobierno estadounidense.
La abogada del acusado, Michelle Peterson, ha declinado hacer comentarios sobre el fallo judicial, según ha informado el diario estadounidense 'The New York Times'.
En una entrevista concedida a este mismo diario en octubre de 2016, Abú Jatalá explicó que llegó al consulado estadounidense cuando ya había comenzado el ataque, pero que no participó, sino que se limitó a rescatar a los guardias de seguridad libios.
Abú Jatalá también acusó a la Casa Blanca de usar este ataque para "jugar con las emociones del pueblo estadounidense" en un intento por "unir a los votantes de cara a las elecciones" presidenciales del pasado 6 de noviembre.
El líder miliciano fue detenido el pasado mes de junio en territorio libio por efectivos estadounidenses de las Fuerzas Armadas y del FBI en el marco de una misión de la que, al parecer, las autoridades locales no estaban informadas. Fue trasladado a Estados Unidos en un buque de la Marina que duró trece días.
El ataque contra el consulado en Benghazi es uno de los mayores fracasos del Gobierno de Barack Obama, que ha sido muy criticado por la escasa seguridad de estas instalaciones y por la información suministrada sobre el suceso.
El blanco de todas las críticas fue la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el caso del asalto supuso uno de los principales caballos de batalla de los republicanos durante su intento de ganar la Presidencia en las últimas elecciones, en las que se impuso Donald Trump.