MÚNICH 17 Mar. (Reuters/EP) -
Un tribunal alemán ha condenado a un trabajador del Servicio Federal de Inteligencia (BND, por sus siglas en alemán) a ocho años de prisión por traición y por entregar a cambio de dinero más de 200 documentos "de alto secreto" a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
El condenado, identificado como Markus R., de 32 años de edad, facilitó información a la CIA desde 2008 hasta mediados de 2014 a cambio del pago de 90.000 euros. En los documentos se incluían referencias personales de más de 3.000 agentes del BND, así como detalles sobre la estructura, actividades, deliberaciones y colaboraciones de la agencia con otros servicios de espionaje.
Estas revelaciones perjudicaron las operaciones y la seguridad externa del BND, ha afirmado el juez Reinhold Baier en el veredicto, dado que la CIA utilizó el material confidencial para ejercer una influencia política y diplomática. En este sentido, el magistrado ha recalcado que, debido a la filtración de documentos, el BND no pudo establecer una colaboración con una agencia de seguridad de Oriente Próximo.
Durante el proceso, Markus R. ha explicado al tribunal que se aburría en el trabajo y que los laxos controles de seguridad le hacían sentir que no corría ningún riesgo. El acusado utilizaba un ordenador que le había proporcionado la propia CIA, con un servicio especial de correo, para enviar periódicamente las informaciones.
TAMBIÉN PASÓ INFORMACIÓN A RUSIA
A mediados de 2014, Markus R. entregó tres documentos al Consulado de Rusia en Múnich que también afectaban a la seguridad del Estado, ha explicado la Fiscalía. El ex administrativo del BND fue arrestado en julio de ese mismo año, después de que su superior interceptara un correo electrónico en el que solicitaba trabajo a los servicios secretos rusos.
Sin embargo, poco después de su detención rechazó cualquier vínculo con Moscú. "¿Por qué los rusos? Yo estoy trabajando para los norteamericanos", explicó sorprendido.
Markus R. empezó a trabajar en el BND en diciembre de 2007, poco antes de comenzar a revelar secretos a la CIA. Desde mayo de 2008 hasta su arresto, trabajó en un departamento encargado de la protección de los militares desplegados en el extranjero, pudiendo acceder a material sensible.
La detención del exadministrativo enfrió las relaciones entre Berlín y Washington, ya debilitadas después de que el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) Edward Snowden revelara que la institución pinchó el móvil de la canciller alemana, Angela Merkel, de octubre de 2009 a julio de 2013.